Pero no lo hizo con fuerza. Elizabeth, que estaba borracha, parecía estar agarrando a algo que le podía salvar la vida, no solo sus manos se pegaban al hombre, sino que también frotaba su cuerpo contra Declan.

La sirvienta estaba atónita a un lado, preguntándose si debería ir a echar una mano.

«¡Qué raro se comporta el señor Declan hoy!Normalmente no es tan gentil. Lo que más le disgusta es tener la ropa arrugada. Si alguien se lo arruga, sin duda él perdería los estribos…Pero ahora no solo no ha perdido los estribos, sino lo hace con ¿ternura? Sí, ternura es la palabra».

Elizabeth levantó la cabeza cuando su cara sentía el tacto de los botones y, medio inconsciente, vio el rostro de Declan y se sorprendió.

«¿Declan? ¿Por qué está conmigo? ¿Dónde estoy?».

No pensó mucho, se dejó llevar por el instinto y llamó el nombre de Declan:

—Declan…

Los dedos de Declan temblaron, y claramente sintió la temperatura proveniente del cuerpo de Elizabeth.

Apretó los dientes, se contuvo, no respondió y actuó con más rudeza.

«¡Esta mujer es una seductora! ¡Lo era antes de beber! ¡Y lo es después de beber!».

—Estás… de vuelta —dijo Elizabeth, tropezando y levantándose. Sujetó el brazo de Declan y se recostó contra él. Su expresión cambió de repente, y parecía que alguna emoción estaba a punto de estallar en esa carita.

Declan miró a Elizabeth fríamente y dijo:

—¿Qué trucos vas a jugar ahora?

«¡Seguro que está fingiendo borrachera!». Los ojos de Declan se enfriaron gradualmente, y el estado de ánimo que por un instante se desconcertó volvió a la calma.

«Ya me ha engañado muchas veces con su actuación. ¡No caeré en su engaño nunca más!».

Elizabeth sacudió la cabeza, con los dientes fuertemente apretados. Sus labios rojos se volvieron más rosados por el alcohol. Se veía aún más atractiva bajo la tenue luz amarilla de la villa.

Finalmente se puso de pie y miró fijamente el rostro de Declan. Ahora lo veía con claridad.

El alcohol estaba haciendo su efecto y consiguió hacerla perder el sentido de la fecha, el lugar, y las personas… Solo sabía que frente a ella estaba Declan, el hombre que había estado extrañando locamente durante siete años.

Al principio, por los asuntos de sus padres, se contuvo de pensar en Declan y quiso olvidar su existencia con el pasar del tiempo. Pero luego comprendió que, por mucho que lo intentara, ese hombre que tenías su nombre grabado en su corazón era imborrable.

—Lo siento… —dijo Elizabeth suavemente.copy right hot novel pub