Julieta se encontraba en un dilema. Pero los llantos del bebé en sus brazos interrumpieron sus sospechas. Por consiguiente, dijo:
—Entonces, por favor, dase prisa. Estábamos tan ansiosos por salir, que no traje su biberón y sus pañales. Supongo que ahora debe tener hambre.
Gonzalo se rió:
—De acuerdo.
Media hora más tarde, el coche negro entró lentamente en una mansión a través de dos puertas con figuras talladas.
Mirando este lugar desconocido, Julieta apretó inconscientemente la manga de Gonzalo:
—¿Nos está esperando aquí la señora Doria? Por qué siento que este lugar...
—Tenga confianza. Llegaremos pronto.
El coche pasó por delante de un gran jardín y pronto se detuvo frente a una casa lateral.
Julieta miró por la ventana y cuando ésta vio a aquellos desconocidos con expresiones frías en sus rostros, el malestar en su corazón se amplificó.
Antes de que pudiera expresar su confusión, la puerta del coche se abrió desde fuera.
De pornto, Un hombre se acercó e intentó quitarle el bebé a Julieta.
Gonzalo se negó a darle el bebé:
—¿Quién eres? ¿Qué quieres hacer?
La voz de Gonzalo sonó, pero su voz no llevaba la dulzura que solía tener. En su lugar, llevaba una frialdad que helaba las venas:
—Julieta, será mejor que les des al niño. De lo contrario, saldrá herido.
Julieta miró hacia él, sorprendida y asustada:
—Te confabulaste con ellos. Tú...
Julieta se dio cuenta de que era inútil decir esto y se volvió para decirle al hombre que intentó arrebatarle el bebé:
—¿Sabes lo del padre del bebé? Si se entera de lo que has hecho, no saldrás ileso. Si lo que quieres es dinero, puedo contactar con él y aceptará tus condiciones. Solo te pido que, por favor, no hagas daño al niño.
Justo en ese momento, el sonido de un bastón golpeando el suelo sonó en la tranquila noche.
Antes de que Julieta pudiera reaccionar, Saúl apareció en su visión. Resopló:
—Aunque Édgar sea arrogante, ¿podrá luchar contra mí?
Julieta se quedó completamente atónita al ver a Sául:
—Se... se... ¿señor Saúl?
—Es bueno que sepas quién soy, así que no tengo que perder el tiempo contigo aquí.
Al hablar, Saúl echó una mirada a su subordinado y éste comprendió inmediatamente y se apresuró a arrebatarle el bebé a Julieta cuando ésta no estaba preparada.
Julieta se recompuso al ver esto, por lo que trató de recuperar al bebé. Sin embargo, los subordinados de Saúl la confinaron inmediatamente.
Saúl echó una mirada al bebé y dijo sin volverse:
—Encierren a las dos.
Su subordinado asintió con la cabeza, aturdió a Julieta con un golpe y la llevó a la casa.copy right hot novel pub