Eda
Han pasado varios días desde que me vengué de Alaric. Donde las dan las toman y yo soy bastante vengativa.
Por fin Alma me ha contado lo que ocurre entre Máximo y ella. Es como una película Disney en la que todo sale perfecto al final.
Se conocieron en un pub cuando estudiaban sus carreras universitarias. Al parecer fue un flechazo en toda regla. Por aquel entonces todas nos habíamos distanciado un poco. Suele pasar cuando sales a estudiar fuera, conoces a gente, haces nuevas amistades, chicos, alcohol, discotecas.
Después de unos meses muy intensos Máximo se fue, se despidió de ella sin darle más explicaciones y se fue. Al final todos los hombres son iguales.
Después de estos años se vuelven a encontrar y el mismo flechazo ocurre. Espero que le haya dado una explicación sobre porque terminó de forma tan repentina con ella.
De todos modos, verla contenta y feliz es suficiente para que no ponga muchas pegas a su nueva relación con Máximo.
Unos nudillos golpean la puerta. Me levanto del sofá de diseño que adorna la suite y abro. Alaric tiene una rosa entre los dedos y el pelo sigue siendo rubio pollo. No comprendo que no se lo haya teñido aún. Tampoco parece avergonzarse con la pinta tan ridícula que tiene.
- ¿Qué quieres? - Pregunto todavía enfadada por la faena del vestido.
Me tiende la rosa que, instintivamente cojo entre mis dedos y la huelo.
- Cenar contigo - Lo suelta como si no hubiera pasado nada grave entre nosotros - Y para que veas mis buenas intenciones voy a ir con el pelo así.
Se lo revuelve un poco con los dedos. La verdad, si soy sincera, mi venganza ha sido peor que la suya. Y para compensar lleva días con esa pinta ridícula mientras le veían todos.
Entrecierro lo ojos como si estuviera decidiendo que hacer, aunque en realidad sólo quiero que sufra un poco más.
- Está bien, voy a cambiarme - En cuanto termino de hablar le cierro la puerta en las narices.
Que espere en el pasillo.
Rebusco en el armario algo que diga que estoy estupenda, pero que no me he arreglado para él. Saco una falda blanca por la rodillas con vuelo y una camiseta verde con una manga que cae sobre el hombro. Dejo los rizos sueltos y me pongo los zapatos.
Alaric sigue en el pasillo esperando. A veces tengo la sensación que este hombre sabe cómo conseguir todo lo que quiere con esa actitud suya despreocupada.
- Estoy lista.
- Estás preciosa.
Desciende su mano por mi brazo dejando una suave caricia hasta que llega a los dedos y los entrelaza. Solo con ese toque ya se me acelera la respiración. Maldito Alaric.
Bajamos al restaurante del hotel. Nos sentamos en una de las mesas más alejadas y abro la carta para mirar los platos que tienen.
- ¿Sigues enfadada? - Pregunta con cautela.
Resoplo y dejo la carta sobre la mesa.
- Claro que sigo enfadada, fue una faena lo que me hiciste.
Se le escapa una risa cuando recuerda como entré en la reunión. Cojo un trozo de pan de la cesta y se lo tiro a la cara.
- Venga Eda, mira mis pelos.
Levanto la vista hasta ese rubio tan radiante y se me escapa una pequeña risilla.copy right hot novel pub