Modo oscuro
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Nunca juegues con el diablo

La cruda realidad

Alaric

La maldita luz del sol me da directamente sobre los párpados, aunque tengo los ojos cerrados, me molesta y gruño. Levanto la almohada para taparme la cabeza. Comienzo a notar las pulsaciones sobre las sienes indicándome que dentro de poco tendré un horrible dolor de cabeza.

Poco a poco voy abriendo los ojos y con ellos, mis recuerdos en el bar. Bebí demasiado, es lo único que tengo claro. Estaba enfadado por haber perdido el contrato... No, no estaba cabreado por eso. Lo peor fue que Eda lo consiguiera. Pensándolo en frío suena un poco machista...

La imagen de Eda en el bar viene a mi cabeza de pronto. Me siento en la cama de golpe. El brazo de una mujer rodea mi cuello, y el mío su cintura.

Joder ¿Cómo he podido cagarla tanto?

Tengo que hablar con ella y disculparme, o comprarle flores o bombones. Entre la borrachera que aún no ha desaparecido del todo y los problemas que se avecinan, salgo de la cama y me doy una ducha rápida. Dudo que me perdone si aparezco en su puerta apestando a alcohol.

Me coloco la toalla sobre la cintura y cojo el móvil. Busco el nombre de Eda en la agenda y le doy a llamar. Escucho los pitidos que se suceden uno tras otro sin que descuelgue.

Mierda. No va a contestar.

Me paso las manos por el pelo frustrado por lo que está ocurriendo. No debería ser tan competitivo, no debería dar por sentado que siempre tengo que ganar, porque acabo de joder una de las cosas más importantes que había en mi vida.

Salgo decidido a aporrear su puerta hasta que me abra. Intento no hacer caso a la presión del pecho y sigo caminando con paso firme y hasta que estoy delante de la suite.

Coloco los nudillos sobre la madera, respiro profundo y la golpeo. No pasa nada, ni ruidos de pasos que se acerquen,ni el sonido de la ducha.

Antes de que pueda volver a insistir se abre la puerta de la suite de al lado. La de Máximo. No quiero que sea testigo ni de una discusión, ni de la humillación a la que con toda probabilidad me va a someter Eda.

- Buenos días señor Lyon ¿Lo tiene ya todo preparado?

¿Hice algo más durante mi borrachera?¿Qué se supone que tengo que tener preparado?

- ¿Perdone? - Confieso que no tengo ni idea de lo que habla.

- La señorita Eda Blake me buscó anoche para comunicarme que por un problema personal no iba a poder trabajar con nosotros, pero que usted seguía la misma línea - Lo dice todo con desidia, como si odiara tener que repetir información.

¿Ha rechazado el trabajo?¿Su ascenso?¿Por mi? Esto es peor de lo que pensaba.

Unas palabras fugaces interrumpen mis pensamientos.

¿Me ha dejado? No hace falta que nadie conteste por mi.copy right hot novel pub

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