Modo oscuro
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Nunca juegues con el diablo

La cruda realidad 2

Paso la noche inquieto, me cuesta dormir. Tengo demasiadas cosas en la cabeza, demasiadas incógnitas. No sé cómo voy a solucionar este lío.

Me levanto y me doy una ducha rápida. No quería meter a la abuela de Eda, pero si alguien puede ayudarme y mediar entre nosotros es ella, es la única persona a la que escuchará.

Conduzco entre las calles atestadas de gente y tráfico. Hoy es un día especialmente frío, miro el cielo oscuro y parece que se acerca la primera nevada. Poco a poco voy dejando atrás las concurridas calles de Nuevas York para llegar a zonas alejadas de casitas independientes y pintorescas.

Giro a la izquierda hacia la calle de la abuela de Eda, me sorprende un coche de policía y una ambulancia frente a la verja. Piso el embrague y meto primera ¿Qué ha pasado?

Una camilla sale de la casa, hay un cuerpo tapado con un plástico negro, un cuerpo demasiado voluminoso como para ser el de Eda.

Se me para el corazón al comprender lo que acaba de ocurrir. Con tan solo unas horas de diferencia, ha perdido a su abuela y al capullo de su novio.

Aparco el coche unos metros antes de la ambulancia. En el umbral de la casa aparece Eda con el rostro enrojecido por las lágrimas, con un pañuelo en la mano que se acerca a los ojos intentando quitarse las lágrimas que no dejan de salir.copy right hot novel pub

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