Modo oscuro
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Nunca juegues con el diablo

No puedes burlar al destino

Eda

Tenemos que permanecer en el mismo espacio durante treinta minutos. Va a ser la media hora más larga de mi vida.

Una idea fugaz pasa por mi mente mientras miro por la ventanilla. Este hombre capaz de lo peor... ¿Habrá sido capaz de romperme el coche? Antes de conocerlo de verdad, habría puesto la mano en el fuego por él, pero ya no estoy tan segura.

- Oye ¿No habrá sido cosa tuya lo del coche?

Desvía inconscientemente la mirada de la carretera y la clava en mi. Vale, la he cagado. No ha sido él ¿Qué como lo sé? Porque el hombre que jamás se enfada me mira cabreado.

- Si Eda, me he cargado tu coche para llevarte a la reunión porque tú compañía es muy agradable últimamente.

Bueno, tampoco creo que sea para ponerse así ¿Qué sospecho de él? Pues claro ¿Quién en su sano juicio se fiaría de un tío que tonteaba con otra en el bar?

Vuelve la atención a la carretera. Lo dicho, los treinta minutos más largos de la historia.

Hay momentos en los que me paro a pensar el motivo por el que estoy tan enfadada y soy tan reacia a perdonarle. Si no hizo nada con esa chica... Su único delito fue beber como un cosaco. Puede que mi enfado venga de mis propias decisiones, de rechazar el puesto, de haber perdido a mi abuela. Ahora me siento mal por acusarle de lo del coche.

Como decía mi abuela " Mata un gato y te llamarán mata gatos" que verdad más grande.

- Vale, siento haberte acusado, ha sido una tontería - Me disculpo bajando la mirada hasta mis manos.

- Si que lo ha sido - Contesta frío y distante.

Por fin llegamos al puerto. Hay un barco enorme atracado frente a nosotros. Es majestuoso. Debe medir más de quince metros, tiene unas enormes velas, aunque yo diría que son de adorno, para darle ese sentimiento de barco de vela antiguo. Dudo que el viento pudiera mover este monstruo.

Es completamente blanco, escepto por el lateral que tiene dibujadas unas enormes flores rosas conectadas entre sí por los tallos. Forman un nombre: Helena.

Mi yo cotilla se pregunta ¿Quién es esa tal Helena? Debía ser alguien importante si le han puesto su nombre a un barco como este. Si hubiera venido con mis amigas haríamos apuestas sobre quién consigue más información, y evidentemente ganaría Leah, es la que tiene menos vergüenza de todas y por lo tanto a la que le da igual preguntar abiertamente.

Llegamos hasta las escaleras que suben hasta la cubierta. Está llena de pequeñas mesas redondas de madera. La gente se arremolina alrededor de ellas de pie mientras charlan. Parece un grupo de amigos más que una reunión de trabajo.

Desvío la mirada hacia Alaric ¿Me la habrá jugado otra vez?

- ¿Qué piensa esa cabeza? - pregunta entendiendo al momento mis dudas.

- Nada, nada ¿Con quién tenemos que reunirnos?

Desecho al momento dudar abiertamente. Ya lo he hecho cuando se me ha roto el coche y se ha sentido ofendido. Insultarle dos veces en el mismo día sería pasarse, pero pienso estar atenta, muy atenta...

- El hijo de señor Smith acaba de abrir su propia empresa. Por si no lo sabes, Smith lleva trabajando con mi padre más de veinte años y nos ha invitado expresamente.

Asiento comprendiendo lo que me explica. Es un evento para no ofender y si podemos sacar un contrato con el hijo de Smith, mejor que mejor.

- Si consigo el contrato te emborracharás y te restregarás con alguna chica? - Me arrepiento en cuanto lo suelto.

A mi favor diré que sigo dolida. Algo así no se puede olvidar ni perdonar de la noche a la mañana como si fuera un robot, es imposible.copy right hot novel pub

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