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Ópalo

Capítulo 6: Inciso B

Tenía el corbatín desecho, llevaba las faldas por fuera y se había ensuciado las mejillas, además de la fina camisa que había guardado para utilizar en su día especial, aquel en el que se pudiera casar con la más maravillosa mujer que su corazón anheló desde el ocaso del día en que la contempló. Sin embargo, todo se arruinó con una explosión de pólvora y abundante fuego que consumiría su vieja casa y la mitad de la marina.

Después de que Paola huyó, él ayudó a los trabajadores del muelle y bomberos a lidiar con el fuego antes de que se extendiera de manera incontrolable. Luego se dedicó a recoger los rastros de sus pertenencias que volaron por toda la rivera, intentando salvar algo de todo aquello que se hallaba esparcido por los alrededores.

Se inclinó de rodillas rebuscando entre unos matorrales, a su vista había varias cosas ahí que podía recoger. Sus manos tocaron algo de metal, al palparlo un poco más Jay reconoció lo que estaba tocando, lo elevó entre sus dedos mirando así las llaves de la motocicleta de Chris. Suspiró y miró en la dirección dónde aquel medio de transporte aún se hallaba estacionado. No vinieron por ella, estaba completamente seguro de que Chris no sabía que su motocicleta no estaba en el garaje; lógicamente Andy tampoco estaría dispuesto a admitir que él hizo todo aquello, mucho menos llegar a llevar la motocicleta y evidenciar su culpabilidad pura.

Cerró su puño con las llaves en su palma, sabía justo lo que tenía que hacer ahora.

― ¡Caíste bajo Christopher! ¡Yo creía en ti! ¿Cómo pudiste hacerle eso a Jay? ―gritó Paola, furiosa frente a su hermano mayor.

Esperaba cualquier cosa de su familia; pero siempre pensó que su hermano era diferente e incapaz de llevar acabo cualquier maldad. Por eso sus padres vivían tan decepcionados de ambos, entonces acogían a Andy y a Kenia en su familia más que a sus propios hijos. Ellos no temían ensuciarse las manos por nada.

― ¿Qué te pasa Paola? ¿De qué estás hablando? ―preguntó él bastante confundido, no entendía qué era a lo que se refería su hermana, no sabía qué era lo que pasó con Jay.

Los ojos de su hermana expedían lágrimas de desesperación y se hallaba eufórica.

¿Era el caso de que le había sucedido algo malo a Jay?

―Intentaron asesinarlo haciendo explotar su barco, tú motocicleta estaba allí. ¡No puedes negarme que tuviste que ver con esto! ―gritó con todas sus fuerzas, lo golpeó sobre su pecho repetidamente antes de salir corriendo de allí, dejándolo solo.

La miró alejarse corriendo, quería ir tras ella; pero esperaría a que se tranquilizara antes de charlarle. De inmediato pensó en lo que ella había dicho:

¿Su motocicleta? ¿Qué hacía allí?

Caminó hasta la casa de huéspedes metiéndose directamente en la cocina, buscó el escondite de sus llaves dándose cuenta de que no estaban allí.

¿Quién la había tomado?

Miró el espacio vacío por un par de minutos, pensando en lo sucedido.

¿Les había tomado? ¿Las perdió quizá?

Caminó hasta la cochera entrando por la puerta principal; dándose cuenta al abrirla que, de hecho, su motocicleta había desaparecido.

― ¿No se te habrá perdido algo? ―preguntó Jay a su lado, haciéndolo saltar de la impresión sobre su lugar. Por otro lado, suspiró con alivio al saber que él estaba bien.

Él elevó la mano mostrando las llaves casi carbonizadas por la explosión. Quien fuera que hubiera hecho explotar el barco, condujo la motocicleta y perdió las llaves mientras invadía la propiedad.

―Estoy seguro de que no fuiste tú que la tomaste ―comentó Christopher tomando las llaves de la mano de su amigo.

―Así como yo estoy seguro de que tú no fuiste el que la condujo con intenciones de plantar una bomba en mi barco ―dijo Jay, apoyándose en una de las paredes, dejando sus manos en los bolsillos.

Chris miró su ya destartalado traje y recordó el vestido que llevaba Paola cuando la vio un minuto atrás.

―Maldito hijo de perra. ¿Te ibas a casar con mi hermanita sin decirme? ―repuso Chris, él aprobaba que ellos estuvieran juntos; pero al menos debían haberle mencionado lo que pensaban hacer.

―Eso me confirma que no sabías nada y que no intentaste impedirlo haciéndonos explotar.

―Jamás lo haría, eres uno de mis mejores amigos, Paola es mi pequeñita. Los quiero a ambos.copy right hot novel pub

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