Tomó un muy largo baño, uno de esos como los que solo se tomaban en casa. No tenía miedo de abusar del jabón, las burbujas y las lociones corporales; embadurnándose de todo de pies a cabeza durante y después de la ducha. ¡Cuánto tiempo había pasado antes de volver a oler tan bien!
Para cuando salió de su cuarto de baño, ya mudado con prendas propias, frescas e incomparablemente limpias; se encontró con algo que no esperaba: servido en la mesa de comedor de su habitación, un gran desayuno, como lo ansiaba su muy hambriento estómago. Sonrió con satisfacción, todo aquello era tan reconfortante que deseaba no tener que volver nunca más a Nahgsón.
Sin más demoras, se acercó a la mesa y tomó uno de los panecillos en la canasta, lo llevó hasta su nariz y aspiró el delicioso aroma de aquel pan, aún caliente. Lo mordió, masticando poco a poco, probando el tan glorioso sabor de una comida con el hambre voraz despierto de aquella manera. En aquel momento sentía que no había nada más delicioso que lo que tenía en su boca.
Camino por la habitación con la mitad del panecillo en su mano, para luego dejarse caer sobre su cama.
¡Ni que decir sobre el grito de alivio que dio su espalda!
¡Oh Dios mío! ¿Así era cómo se sentía su lecho?
Se arrastró sobre la enorme cama de su propiedad, tomó una de las almohadas y la abrazó, también olfateando el olor a limpio incomparable de aquellas sabanas.
¡El aroma a su dulce hogar!
Se desplomó sobre el colchón y dio un grito de alivio.
¿Por qué demonios había dejado su casa por ir a un lugar en el que no tenía absolutamente nada?
Se negó a sí mismo a pensar en todos los problemas que tenía y las cosas que necesitaba solucionar. Puede que incluso se sintiera egoísta, pero necesitaba con desesperación un momento para sí mismo.
Como un niño pequeño rodó sobre su cama de un lado a otro haciendo saltar su cuerpo sobre la colcha. Quería llorar de la mismísima felicidad, había extrañado tanto su tierra, su familia, su lugar. Al alcanzar sentirse ridículo e inmaduro quedó inmóvil sobre su cama, mirando el cielo blanco de su habitación; fue inmediato, su mente viajó hasta la otra dimensión, en aquel lugar dónde había dejado su corazón. Había llegado a pensar que cuando volviera a Kaleptahad traería a Sinhué con él, su hermosa y amada Banshee, suspiró con tristeza mientras sintió su corazón estrujarse ante el dolor de amor.
¿Y si la había perdido para siempre? ¿Qué tal si al final de cuentas Jackue se salía con las suyas o ella terminaba por aceptarlo?
Se culpó a sí mismo, sabía que estaba enamorado de ella, ¿por qué esperó tanto para demostrárselo?
También estaba consciente de que ella estaba enamorada de él; era fácil de leerlo todos los días en su mente. Podía ver la manera en la que ella se ponía nerviosa, esa forma en la que su corazón latía extremadamente cuando la tocaba con sutileza. ¡Cómo amaba cuando peleaba con él!
Le encantaba provocarla y ver cómo sacaba las uñas y se defendía de él, cuando era agresiva era completamente ardiente.
Una vez más suspiró, no habían pasado más de tres días y ya echaba de menos su compañía. Ni que decir sobre besarla y divertirse un rato con ella.
―No puedo ver lo que estás pensando; pero esa carita lo dice todo ―dijo su abuela entrando con una bandeja en sus manos.
Aisha estaba muy lejos de verse como una. Si, su edad sobrepasaba más de tres siglos.
¿Los aparentaba? ¡Jamás!
Aún era la mujer más inigualable hermosa de la isla, quizá del mundo y de cualquier dimensión. Puede que no tuviera tantos poderes cómo Aleeah o una enorme fuerza como la tía Nonke, pero ella, esa mujer simplemente era la más bella de todas las mujeres.
―Tienes tanta suerte de no leer mi mente. Si mamá hubiera entrado en tú lugar, estaría gritando desesperada en este momento.
―Hijo, creo que ya esa es demasiada información para mí. Puede que no vea tus recuerdos, pero igualmente puedo imaginármelos ―dijo ella dejando la bandeja en la mesa.
― ¿Qué traes ahí? ―preguntó Adkins mirando en dirección a la mesa.
Ahora sabía quién era la responsable de toda la comida que había en su mesa.
―Galletas de chocolate, las favoritas de tu mamá ―señaló ella.copy right hot novel pub