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Ópalo

Capítulo 10: Inciso E

Dejó pasar un día intentando que la furia creciente que ardía en su interior pasara un poco, intentó bajarlo con todo sin lograr encontrar una manera de no sentirse tan excesivamente molesto. Necesitaba un tiempo para pensar en lo que Andy le dijo, quería entenderlo, pensar que le mintió. Sin embargo, la duda de si aquello era real o no se hallaba totalmente estancada en su mente.

¿Cómo podría olvidar?

Se trataba de su vida y de todo lo que creyó hasta aquel momento, de su hermana y de la aquella enemiga que creó en la infancia.

¿Enserio era posible que fueran hermanos del mismo padre? ¿Compartía él su sangre completa con Kenia?

No era justo lo que sucedió, aún más para Paola. Ella jamás les dio causa de queja, fuera como sea, ella era una hija más a la que se le debía amor de padre al menos. Quizá podía hasta entenderlo por parte de su madre, ella siempre resultó ser una mujer completamente insoportable. Señora a la cual no le interesaba más que el dinero, el prestigio, la fama y un buen nombre. Ella creció en tal ambiente, sin cariño natural, aquella mujer no sabe lo que es amar. Su matrimonio era de conveniencia y jamás se veía una sonrisa en su rostro al menos que esta fuera de soberbia e hipocresía.

Aunque para él las cosas no fueron tan malas, gracias a ser varón y un hijo un tanto deseado; jamás les perdonó la manera en la que trataban a Paola. Ni aun en condición de desconocida se merecía tal trato tan atroz. Tanto Kenia cómo Paola merecían un trato igualitario; no obstante, las cosas se salieron de control. Su paciencia se agotaba rápidamente y no se iría hasta tener al menos una explicación.

No le importaba su familia, ni su dinero, ni el prestigio que le ofrecían; realmente, lo único que le importaba, era tener justicia y luego no saber nada de ellos.

El frío aumentaba por las noches, en la casa de visitas no había sistema de calefacción automatizado tanto cómo dentro de la mansión. Por eso necesitaba tomarse un tiempo en hacer leña para encender la chimenea y calentar su casa. Esta tarde, lo hacía con una particular fuerza diferente a los demás días; pues la furia lo hacía querer acabar con todo violentamente y eso le ayudaba a bajar las revoluciones de su tan amenazante enojo.

Hacía más de una hora que produjo los pedazos de leña que necesitaba, pero su energía no se acababa, así terminaría dándole leña a toda la ciudad.

― ¿No crees que ya es suficiente? Descansa, toma un café ―dijo Kenia al acercarse al lugar, traía en sus manos un recipiente térmico con algo de café para Chris.

Hacía ya mucho rato que se dio cuenta de que él estaba allí cortando leña sin control alguno.

― ¡Aléjate de mí, tengo un hacha! ―dijo él señalándola con aquel arma, eso hizo que ella diera un par de saltos en retroceso, alejándose de la hoja filosa de aquel instrumento; estando consiente de que podía partirla en dos sin siquiera pretenderlo.

―Estoy siendo amable contigo. ¿Por qué reaccionas así? ¿Qué es lo que te pasa? ―preguntó ella, era irónico que para con Paola fuera todo lo contrario, ambos se quedaron con su familia mientras ella era tirada a un orfelinato.

¿No debían ambos ser causa de odio para ella?

Todo en caso de que aquello fuera verdad realmente.

― ¡No te hagas la inocente! Ni creas que me ganarás con este tipo de cosas. Puede que hayas encantado a mis padres; pero conmigo no lo harás ―respondió Christopher a la defensiva, no estando dispuesto a aceptar más nada de ella.

―No te entiendo ―dijo ella, bufó y dio media vuelta, pretendiendo regresar por el camino que llegó.

― ¿Es verdad? ―preguntó, haciéndola detenerse, si Andy lo sabía era porque ella se lo dijo; estaba completamente seguro de ello.

Kenia se detuvo y, sin virar su cuerpo, lo miró.

― ¿Qué es verdad? ―preguntó ella de vuelta sin saber lo que él quería cómo respuesta o a que era lo que se refería tal pregunta.

―Paola, tú y yo. ¿Somos hermanos?

La columna de Kenia se erizó, haciéndola erguirse escondiendo la cara. Guardaba el secreto desde toda su vida, desde que tenía conocimiento y supo leer la carta que le dejó su madre biológica. Aunque le reclamó al señor Kóma por ello, él le hizo guardar silencio diciéndole que le iba a dar todo lo que su interior anhelara. Le convenía, por eso jamás lo mencionó abiertamente, excepto a Andy, era su esposo, era natural que supiera más de ella que el resto del mundo.

―Si ―se limitó a responder, sin agregar nada más.copy right hot novel pub

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