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Ópalo

Capítulo 11: Inciso F

Cómo lo previeron esa misma noche, Sinhué regresó al palacio acompañada de Kytzia. Puede que su primer pensamiento sobre ella no hubiera sido el mejor; por un momento sintió envidia hervir en sus huesos e incluso algo de celos. Era tan hermosa, su corazón punzó ligeramente su pecho sintiendo que Adkins podía cambiarla por ella.

Estaba loca, eso no era ni remotamente posible, lo sabía.

Siguieron caminando, pasando a través del muro divisorio y de la seguridad sin ningún problema. Kytzia podía ver cómo todos se abrían paso ante Sinhué, ella era lo bastante importante allí en aquel momento. Todo gracias a su supuesta relación con el príncipe Jackue. Al igual que Adkins, no estaba segura de cuánto tiempo transcurrió desde que él dejó Nahgsón, ni por cuanto tiempo estuvieron separados.

¿Ella enserio guardó su intimidad esperando por Adkins?

Le incomodaba pensar que hubiera algo que la Banshee estuviera ocultando y que fuera justo a su trampa. Quizá después de todo, no fue buena idea dejarse llevar así.

Ingresaron al palacio, cuando cruzaron la puerta Sinhué le sonrió diciéndole: “Bienvenida oficialmente”.

La chica era hermosa, parecía sincera, dulce, incapaz de hacer algo malo. Pero quien sabe si la actuación no era parte de sus habilidades.

La dragona vio un hombre viniendo a ellas a lo largo del pasillo, a juzgar por su atuendo, era él. No tardó en reconocer su rostro justo cómo el del retrato. Llevaba un sombrero, era blanco, casi cómo Adkins, y sus ojos verdes le atravesaban la piel bajo ese delineado oscuro. Aunque no era muy alto, era lo suficientemente atractivo cómo para tenerte rendido a sus pies con una mirada. De hecho, sentía sus efectos en ese momento, pues las rodillas me temblaban, sentía que se derretiría y solo quedaría un charco de ella mojando el piso.

¿Cómo había sido la Banshee tan fuerte como para resistir eso?

― ¡Te he buscado por todos lados! ¿Dónde te habías metido? ―preguntó él tan pronto estuvo cerca de Sinhué.

Se acercó a ella como queriendo besarla, pero Sinhué se apartó disimuladamente abrazándolo en su lugar. Su boca quedó en tropa cómo cuando se besa a alguien, en ese momento, por encima del hombro de Sinhué, la miró a ella fijamente, sus ojos se conectaron casi como si se hubieran sellado con seguro el uno con el otro. Kytzia se sintió peor, miles de hormigas atacaban sus venas y músculos, no podía no mirar sus ojos esplendorosamente verdes. Él en su lugar no podía dejar de ver los ojos color rojo fuego de aquella chica. Aunque notablemente había mucho más de ella para ver que solo sus ojos.

― ¿Quién es ella? ―preguntó Jackue sin quitarle los ojos de encima.

Kytzia desvió la mirada al fin, si seguía mirándolo empezaría a llorar.

―Espero que no te moleste, quise otra servidora, una chica con más fuerza. Besodeya es de mucha ayuda, pero Kytzia tiene súper fuerza, ella podría defenderme en caso de que algo se saliera de control.

―Es una excelente idea, no lo pensé. ―Apoyó él sin dejar de mirarla.

Era diferente a lo que había visto jamás, ella era un prototipo único de mujer, descontinuado, fuera del mercado.

―Por cierto, iré a buscar a Besodeya, la dejé con un encargo antes de irme y debo ver si cumplió. ¿Podrías llevarla a una de las habitaciones para el servicio? Te lo agradecería mucho, gracias primor ―dijo ella sin darle tiempo de objetar u oponerse, se marchó, casi corriendo de allí. No obstante, Jackue estaba demasiado ocupado mirándola cómo para notarlo.

―No eres de este pueblo. Jamás te había visto. ¿Eres recién llegada? ―preguntó Jackue, rompiendo el hielo.

―Sí, llegué hace poco del centro del reino. Es un caos total, parece que secuestraron al príncipe.

―Lo sé, la noticia me llegó hace poco, ya debe de saberlo todo el reino si ha llegado hasta aquí. ¿Qué eres tú? Tan atractiva, fuerte, exótica. No imagino la naturaleza que corre por tus venas. Tus ojos son únicos. ―Él no dejaba de mirarla penetrando su alma por en medio de sus pupilas.

Él también tenía ojos muy hermosos.

―Si de ojos privilegiados hablamos usted no se queda atrás. Llenos de misterio, poder, seducción, control. Una mirada suya puede someter a un alma desolada cómo la mía.

― ¿Someto tu alma? ―preguntó, mirándola de aquella manera que alcanzaba torturarla.

―La haces pedazos ―aseguró ella mientras sus ojos continuaban fijos sobre los suyos.

― ¿De qué manera? ―indagó su alma curiosa.

Si Sinhué se mantuvo alejada de él de manera amorosa o intima, la voluntad de aquel príncipe era bastante vulnerable.

―Una que no hay manera de explicar. ―Se suponía debía simular aquel interés, se suponía todo aquello era de explotar sus dotes de actuación. Sin embargo, era mucho más real, quizá de lo que quisiera.copy right hot novel pub

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