Tres días, eso fue lo que duró en salir de aquella zona de motociclistas. Pensó que tras haberse liberado de los tenedores iba a correr tras ella, encontrarla y esperar a ver lo que seguiría. Sin embargo, tan pronto logró liberarse los dueños del local se negaron a dejarlo salir. Dijeron que si él no hubiera retado a la chica no habría daños en el local, por lo tanto, tuvo que quedarse a reparar los daños ocasionados por su lucha con la intimidante mujer misteriosa. Por eso no pisó la tierra fuera del local hasta que hubiera pagado su último vaso roto.

Ya estaba empezando a ponerse inquieto; estar por mucho tiempo en el mismo lugar era peligroso. Aún más cuando las noticias viajaban rápido y la búsqueda por su presencia en los tribunales se extendía. Estar en la lista de los buscados por la policía no había sido jamás una meta para su vida; pero le había caído duro, cómo el karma.

La pregunta era: ¿Cómo la encontraría ahora? Ella debía estar a kilómetros de distancia de él para aquel momento.

Se colocó su chaqueta de cuero y lentes oscuros, sacó un mapa que guardaba en uno de sus bolsillos que colgaba a un lado de la motocicleta. Analizó la ruta pensando en qué posibles caminos pudo ella haber tomado.

¿Por qué le interesaba tanto?

Quizá estaba empezando a buscar un propósito nuevo para su viaje. Además del viejo, escapar de la ley y encontrar a Paola. Ya había atravesado medio país; tenía plena confianza de que cuando llegara sabría que ese era un lugar que Paola escogería para quedarse. Por otra parte, recordaba muy bien las fotografías que una vez se atrevió a fisgonear del móvil de Chris. Era un lugar enorme con graneros, caballerizas y establos para ganado. Era una granja lechera, debía notarse al estar cerca; hasta el momento, no encontró nada parecido.

Sin embargo, cuando el momento llegara y él estuviera frente a ella: ¿Qué se suponía que haría?

Tenía aquella obstinada idea de que Jay escondía algo, ese algo que debía descubrir y exponérselo a Paola. No obstante, aún no estaba seguro que era lo que quería ganar con eso. Quizá solo hacer que ella se decepcionara de Jay y lo abandonara; así como lo hizo con él. No quería que él ganara, lo retó y juró vengarse; lo haría, no se detendría.

Sin embargo, ahora estaba esta chica:

¿Qué significado tenía el querer ir tras ella? ¿De qué le serviría? ¿Acaso era solo mera curiosidad?

Había algo que lo llamaba a ella, muy dentro de sí mismo lo sabía: ella significaba algo para él, si, ella tenía algo que él necesitaba con desesperación.

¿Qué era?

Después de mirar el mapa por unos minutos sin encontrar una solución optó por preguntarles a los demás motociclistas que apenas llegaban al lugar la siguiente parada de abastecimiento para los motociclistas. Muchos de ellos le dijeron que no había una funcionando a más de seis horas de distancia, lo cual era molesto. Otros se quejaron, especialmente las mujeres, de que hubieran cerrado un viejo establecimiento que se hallaba a unos 150 kilómetros de allí.

Insatisfecho por las respuestas, no le quedó más remedio que irse sin una idea concreta del lugar al que quería llegar.

La calle era rasposa, sin asfalto, muy inestable. Fue cuando entendió la necesidad de un centro para motociclistas un poco más cerca de esos 150 kilómetros a los que ellos estaban plácidamente acostumbrados. Ya que todo estaba desierto no le extrañaba que al dueño le hubiera pesado quedarse allí en medio de la nada, mirando ir y venir a un montón de fanáticos de la carretera y el cuero negro.

Luego de unas tediosas tres horas y media de viaje dio con el local. Estaba cayéndose a pedazos, no parecía muy viejo, tampoco de tener años abandonado. El principal hecho del daño era que muchos habían hecho el lugar de su momento de ira, parecía más destruido por una guerra que por el tiempo y el abandono.

Estacionó su motocicleta, prácticamente robada, a un lado del edificio; quitó sus lentes y la analizó un poco más con la mirada.

Su vida no se terminaría por echarle un vistazo al lugar.copy right hot novel pub