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Ópalo

Capítulo 12: Inciso E

― ¡Jansen Pittsferg! ―gritó Paola cerrando la puerta de su habitación con fuerza, haciendo que el sonido hiciera eco en toda la casa.

Jay enseguida salió del baño corriendo, sosteniendo una toalla en su cintura. Paola lo miró cortante sin decir una sola palabra mientras cruzaba sus brazos.

¿Qué era lo que hizo ahora?

― ¿Morfeo? ¿Enserio? ―preguntó rompiendo su silencio.

―Aitor ―gruñó Jay entre dientes.

Hacía ya bastante tiempo que vivir con dos mortales en casa estaba exasperando a Aitor, su boca estaba aflojándose y, al fin consiguió que Paola lo supiera.

― ¡Si, Aitor! ¿Pensaste que no me gustaría saber que mi esposo es un hada?

―Caballero verde ―corrigió Jay.

― ¡No me importa! ―gritó Paola― El punto es que estoy casada con un ser mágico, embarazada de un ser mágico. ¿Cuándo pensabas decírmelo? ¿Cuándo a mi hijo le salieran alas por la espalda?

―Bueno, las alas se desarrollan cuando eres una adolescente; en nuestra tierra, la adolescencia dura unos noventa años en llegar. Tenía bastante tiempo ―dijo en son de broma, pero a Paola no le pareció para nada gracioso―. Pensaba decírtelo cuando llegáramos a Nahgsón. Aunque sería bastante obvio cuando llegaras y notaras que las personas allí no eran muy... humanas.

― ¡No puedo creer esto! ―dijo eufórica en voz alta.

¿Andy tenía razón?

Una vez le intentó advertir de que la naturaleza de Jay no era necesariamente normal. Prácticamente le había dicho que era un alíen; por supuesto, jamás pensó en que fuera ni remotamente posible.

―Lo siento. ―Alcanzó a decir Jay entre la confusión de su cerebro por la palabra correcta que debía de usar.

La verdad era que pensaba no tener que decírselo nunca, aún tenía la esperanza de conseguir quedarse en la tierra con ella; negarse a ir a Nahgsón y ser el siguiente rey.

Paola se dejó caer sentada al borde de la cama, sostenido sus manos en su barriga. No dijo nada más, solo pensó. Estaba completamente segura de que la naturaleza de su hijo sería la misma que la de Jay, eso la convertía en la madre de una extraña criatura. Si ya de por sí ser madre resultaba aterrador, esto no tenía precedentes.

No sabía nada sobre cómo criar un ser mágico mitad humano.

― ¿Esto es algo que se supone tengo que perdonar? ―preguntó dudosa.

No creía que en toda la historia alguien hubiera tenido que pasar por ello. ¿Cuál tenía que ser su reacción acertada a la situación? Pero si de algo estaba segura es que no podría hacer nada ahora. Mucho más que nunca estaba atada a Jay, él y sus padres serían los únicos que podrían decirle qué hacer en esa situación y cómo controlar a un humano mitad caballero verde.

Miró a Jay con los ojos vidriosos, estaba terriblemente confundida. Todo esto era culpa de Andy, él estaba intentando arruinarlo todo entre ellos de nuevo. No, ahora, tampoco se dejaría vencer por esto. Se juró a si misma estar con Jay pasara lo que pasara, en las buenas y las malas.

Lo amaba, aunque le hubiera costado trabajo al principio, ella lo eligió.

Puso su mano en la mejilla de Jay y tocó con su dedo pulgar la arruga de su barbilla partida. Tenía unos cachetes regordetes, pero, aun así, sus facciones eran tiernas, hermosas, cómo las de un hombre normal de tamaño promedio. Nada especial, pero era hermoso a su manera, a la manera individual de cada persona.

Se inclinó hacia él y lo besó, un simple y pequeño beso de pico, duradero, sentimental; casi como si fuera el último de su vida. Las gotas de sus lágrimas cayeron de sus ojos y chorrearon, goteando en el brazo derecho de Jay. Era un sentimiento jamás experimentado por alguien, lo supo cuando las lágrimas fueron absorbidas por su piel de manera mágica. Sintió lo que Paola sentía en ese momento; para él fue raro, jamás le pasó.

―Lo lamento, perdóname ―dijo, se sintió agobiado ante el sentimiento en las lágrimas de Paola. Se sentía cómo si ella sufriera ante una traición imperdonable.

Se prometió jamás hacerla sufrir.

―No importa ―dijo, pasó la palma de sus manos por las mejillas, limpiando todo rastro de aquellos sentimientos encontrados de su rostro.

Miró a Jay y sonrió, quería que él pensara que estaba bien.copy right hot novel pub

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