-Trata de no hacer locuras cuando regreses a casa- alguien cerró un libro y se detuvo detrás de mí, yo me voltee y era el príncipe Aker.

-Trataré de no hacerlo- el rió, no entendí que era lo que le había parecido tan gracioso.

-¿Qué es tan gracioso?-

-Que seas tú la princesa Iliana- hizo una pausa –reina- hizo una reverencia.

-No era necesario eso ultimo ¿Cómo debería llamarlo?-

-¿A quién?-

-A usted- él me tomó del brazo y miró para todos lados, abrió una puerta secreta, me impresionó demasiado, no pude reaccionar porque me empujo, se metió y cerró la puerta en solo un instante.

-Disculpa mi atrevimiento, uno nunca sabe quién es de fiar- miré a mi alrededor y era un estudio ¿Por qué tienen tantos libros? Inclusive en la habitación en la que me quedé a dormir había una estantería con aproximadamente 40 libros.

-¿Y yo si lo soy?- le hice señas de que me seguía tomando del brazo.

-Perdón- hizo una pequeña reverencia –puedes decirme como gustes y si no fueses de fiar mi madre no hablaría tanto de ti- me sonrió.

-Está bien príncipe como gustes- tomé mi vestido e incliné la cabeza, riendo un poco vi su expresión seria –discúlpeme por mi inmadurez- agaché la cabeza; el comenzó a reír.

-De verdad lo siento, yo soy el que debe disculparse, fue muy bueno, pero no vuelvas a hacer eso con algún noble, enserio, por tu bien no deberías hacerlo- yo sonreí.

-Espera, dijo que su madre habla de mí ¿Qué es lo que dice?-

-Son tantas cosas que no podría terminar en el breve momento que tenemos para hablar, solo puedo decir que te aprecia mucho, es lindo verla sonreír tan seguido- hizo una sonrisa dulce, al parecer inconscientemente, en ese momento me pareció muy lindo -Perdón, te estoy retrasando- con ambas manos lo tomé de los hombros.

-Ven conmigo- nos quedamos un momento en silencio, él un tanto confundido –disculpe quise decir que si gusta acompañarme a mi reino para seguir charlando- lo solté inmediatamente, por un momento olvidé con quien estaba hablando, es que me sentí en confianza, como la vez que hable con el chico en la fiesta de mascaras.

-Se vería mal si dos jóvenes van juntos a un castillo y se quedan solos charlando ¿no crees? De hecho en este momento si entra una persona por esa puerta podría malinterpretar todo- me miró de forma retadora y coqueta, yo me sonrojé.

-Tiene razón, debería irme- caminé hacia la puerta y él me sostuvo de la mano.

-Aguarda no quise decir eso, tampoco era mi intención ponerte incomoda, suelo meter la pata- yo me reí.

-Que linda expresión, la he escuchado mucho de Jenny- él me miró confundido.

-Creo que deberíamos hablar solo de lo que se pretendía desde el principio, lo siento-

-No hay problema, perdón; deje escribo una carta a Evan, quizá esta sea una señal de que debo quedarme un día más- me senté en una silla frente al escritorio de la habitación, él me dio una pluma tinta y un papel; quizá estaba tan desesperada por quedarme más tiempo que tomé lo que había sucedido como excusa, aun que no valiera del todo.

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