Sus palabras las golpearon con tanta fuerza que sin poder evitarlo lo soltó como si la hubiese quemado, se alejó un par de pasos, llevándose la mano al pecho. Apretó con todas sus fuerzas La Flor del Desierto. Sintió como su desbocado corazon latía con violencia.
-¿Qué?-dijo casi sin aire.
-Lo siento, Vanessa- se paso ambas manos por la cara en un gesto de desesperación- tú sabes que yo te amo, te amo Vanessa, mi corazón siempre sera tuyo...
-¿Pero?- pregunto ahogada.
-No puedo dejar que Norusakistan se hunda- la miró a través de las lágrimas- ¡Es mi responsabilidad! - gimió.
-¡Tu responsabilidad es para contigo mismo!-le grito furiosa-¡No puedes hacerme esto!
-¿Qué debo hacer, entonce?, ¿sentarme y ver como el país que tengo que presidir se va a la nada?...Toda esta gente es mi responsabilidad. Su estabilidad, su futuro esta en mis manos.
-Entonces me sacrificas a mi- lo miró a través de las lagrimas- a mí que te he dado todo, a mí que te he demostrado que soy capaz de todo por ti. A mí que no te he privado de nada- gimió- te he dado mi alma, mi corazón, mi cuerpo. ¡TE HE DADO TODO Y ME CAMBIAS POR ELLA!
-No es por ella- lloró - es por mi pueblo.
-Escúchame bien Nael, no acepto esto. ¡No lo acepto!
-No me hagas sentir peor, Vanessa, te lo suplico. No sabes cuánto me duele renunciar a ti.
-Renuncias porque quieres.
-¡Porque no tengo otra opción!
-Porque eres un maldito cobarde- sollozó - porque se te hace más fácil dejárme. Porque decides humillarme de ésta manera cuando toda la familia sabe que estamos juntos.
-Lo siento tanto... no sé que más hacer- bajo la mirada al suelo, entonces Vanessa se acercó y lo golpeó con fuerza en el pecho, mientras lloraba y sollozaba. Eran golpes rápidos y fuertes, ni si quiera se movió para evitarlos, se quedó de pie soportando porque sabía que los merecía.
-Al menos mírame mientras me destrozas la vida. Mírame a los ojos. - se sentía exaltada, enloquecida, fuera de si. Su dolor era demasiado- mírame porque sé que es a mí a quien amas, porque al casarte con ella, eres tú, tú y sólo tú quien marca tu desdicha, porque yo podré llorar Nael Jamal, podré sentir que se me parte el corazón y se me rompe la vida, pero mañana me levanto con nuevas fuerzas y soy perfectamente capaz de olvidarte.
-Vanessa- la miró con dolor, imaginarla con otro le rompia el alma, pero no podía quejarse, no podía acusarla de lo que él mismo pretendía hacer. Si ella buscaba a otro la culpa era suya, jamás podría reprocharle nada.
-¿Qué sentirás cuando otro me bese, cuando otro me toque, cuando otro me haga el amor?- le pregunto furiosa.
-No puedo con esto- se giró hacia el desierto, pero Vanessa tiró de su Caftán, obligándolo a mirarla.
-Quizás sientas un poco de lo que yo siento ahora- se golpeó el pecho- ojalá pudiera arrancarte de mi alma y mi piel. Ojalá pudiese borrar la sensación que has dejado en mi. Pero si te casas con ella, no te entregaré también mi vida quedándome sola y llorando mientras tú estas entre sus brazos. Yo también voy a rehacer mi vida.
-Estás en todo tu derecho- dijo con voz atragantada, mientras las lágrimas no paraban de caer por sus mejillas.
-Piensa bien lo que vas a hacer y si vale la pena seguir con ésto porque en el momento en que lo hagas oficial, me habrás perdido para siempre- lloró - y si a pesar de todo decides casarte con ella, entonces; que tengas mucha suerte. Porque la harás infeliz a ella y te harás infeliz tú, porque no la amas. Cuándo la beses; imaginarás mis labios. Cuándo la acaricies; extrañarás mi piel. Cuanydo le hagas el amor, te encontraras anhelando mi cuerpo- le dijo furiosa- y no tendrás consuelo Nael Mubarack, habrás renunciado a mis brazos y a mi amor... para siempre.
Sin darle oportunidad a nada se giró para marcharse rápidamente.
Nael cayó al suelo entre sollozos y lágrimas. El dolor le estaba impidiendo respirar, se sentía ahogado por ese sentimiento de vacío que crecía en su estómago y se expandía por todo su cuerpo.
Lloró porque pensaba que las lágrimas aliviarian un poco su terrible perdida.
Corrió desesperada a su habitación y le agradeció a Dios que nadie de la familia la viera, el dolor le quemaba el pecho.
¿Como Nael podría tomar semejante decisión?
Había luchado contra sus inseguridades. Se había convencido que era suficiente, que era la mujer que el necesitaba y se merecía.
Se había engañado a si misma.copy right hot novel pub