Nael, estaba junto a Haleine en el balcon real, con parte de la familia junto a ellos. Isabdiella había aceptado ir de mala gana y sólo por petición del Jeque, que le pidió que no avergonzara a su hermano frente a todo el pueblo, con su ausencia.
Zashirah, se mantenía en silencio y muy seria junto a su padre. Ivette, se negó en un principio pero bien sabía que como Princesa, su deber era estar en compañía de la familia. No sería bien visto que hubiese un anuncio tan importante para el pueblo y que La Princesa, no estuviese junto a su esposo.
Zahiry, por el contrario, aseguró que le importaba muy poco lo que todos opinarán, no sería participe de aquella burla, por tal motivo, no asistió. Ni siquiera con la reprimenda de su tío, y las súplicas de su padre.
-Hija mía- Zahir la miró con amor- no sometas a la familia a tu ausencia en semejante anuncio. Es una humillación.
-Humillacion es, que Nael meta a esa mujer a nuestra familia que hasta ahora, había sido respetable. Humillación es, este matrimonio por conveniencia. Humillacion es, que Nael se rebaje a ser objeto del capricho de la estúpida francesa.
-Nael tiene razones muy poderosas que ni tú, ni nadie podrían entender porque es él y solo el quien carga en sus hombros la responsabilidad del país. Todos amamos a Vanessa, realmente Zahiry, no esperaba que lo comprendieras, pero si que al menos apoyaras a tu primo en un momento tan duro.
-No busques tocar mi sensibilidad. No asi- se negó.
-Son tus deberes reales- le reprochó.
-¡Pues mis deberes reales me valen un real cacahuate!- dijo furiosa.
Nada había logrado convencerla de asistir.
Los padres de Haleine, estaban junto a ella. Sonreían felices. Haleine, por su parte estaba hermosamente ataviada.
Su larga y oscura cabellera, estaba recogida en un elaborado moño, del cual Naiara se había encargado. Su lindo rostro estaba magnificamente maquillado resaltando cada una de sus virtudes. Lucía un hermoso caftan azul rey con bordes plateado y sobre su pecho descansaba la joya real.
Los patios reales estaban llenos de Norusakistanes, las puertas de Palacio habían sido abiertas para los que quisieran presenciar el anuncio.
Zabdiel, estaba junto a una seria Isabella, quien con mucho esfuerzo lograba sonreír y saludar a su amado pueblo. Entendía las obligaciones que su hijo tenía con aquel pueblo al que había aprendido amar pero, era tan injusto que tuviese que sacrificarse.
Zabdiel saludó al pueblo. Habían medios de comunicación presente que transmitían en vivo aquel acontecimiento.
-《 Querido pueblo de Norusakistan, ¡Que Alá nos bendiga!- ¡Que Alá nos bendiga! Respondieron al unísono- el día de hoy nos hemos congregado con una importante finalidad. Pero no es a mi a quién corresponde dar semejante noticia. Lo hará mi hijo; Nael Jamal Mubarack Stone, Príncipe Heredero al trono Norusakistano》
El pueblo comenzó a aplaudir y Nael quiso girar y marcharse. Salir huyendo de aquel lugar. Su corazón estaba siendo oprimido por un fuerte puño, uno que se negaba a dejarlo volver a latir.
En aquel momento deseó ser alguien más. No un Príncipe con responsabilidades reales, no el futuro Soberano de aquel país. Anheló ser un empresario Americano, un trabajador Ingles, un arquitecto Francés, un médico Aleman, pero lo más importante; deseo ser un hombre libre de poder irse con la mujer que amaba.
Nunca sintió aquellas terribles ganas de huir. Ni siquiera cuando era un niño y ya sabía la responsabilidad que llevaba.
Aquellas palabras volvian a su mente una y otra vez. Aquellas palabras que comenzó a escuchar cuando tenía a penas seis años. Estaba seguro de que sus padres no le habían dicho todo aquello de mala manera, muy seguro de que nunca lo hubieran llevado, ni obligado a ésto, pero, sin darse cuenta arraigaron en él, el sentido de cumplimiento a su nación.
Estaba haciendo lo mejor para el pueblo, aunque con ello estaba destrozando para siempre su corazón... y el de Vanessa, que seguramente lo odiaría por el resto de su vida.
Tendría que vivir su vida junto a una mujer que no amaba, mientras que debía cargar con el odio de la única mujer a la que había amado y amaría.
Se preparó para su discurso.
-Drew- se quejó Vanessa- ya deja un solo canal.
-No hay nada bueno que ver- su hermano se encogió de hombros. Estaban los tres sobre el amplio sofá.
Zachary, había llamado para invitarla a salir, pero Vanessa no se sentía de ánimos así que le pidió que en vez de salir fuera a su casa y pasara la tarde con ella. Suseth y Matt, veían televisor en su habitación, por el contrario ellos tres estaban en la sala.
-Quizás tú debas ser quien busque algo, hermosa- le había dicho Zachary mientras acariciaba su rubio cabello. Cada vez eran más cercanos.
-No seas tan baboso, Zac- se quejó Drew con una mueca de asco- estoy aquí junto a ustedes- dicho aquello le arrojó el control a su hermana.
Vanessa, se acomodó en el sofá estirando sus piernas. Zac, las tomo y la acomodó en su regazo para luego guiñarle un ojo.
Era tan fácil sentirse bien con Zachary.
Los canales nacionales e internacionales comenzaron a pasar en la enorme pantalla. Drew tenia razón, no había nada interesante que ver, quizás lo mejor sería ir a...
No podía ser...
En la enorme pantalla apareció la nítida imagen de Nael... el balcón real y toda la familia... casi toda, pensó al no ver a Zahiry.
-Vane, quizás deberías...- levanyto una mano para detener lo que Zac le decía.
-Cámbialo- dijo Drew- no te hagas daño.
Pero necesitaba verlo.
Nael comenzó a hablar y sus ojos se cristalizaron. Lo amaba tanto.
-《Pueblo de Norusakistan, el día de hoy estamos reunidos con el propósito de compartir una importante noticia- estaba tenso y nervioso, lo sabía por su mirada perdida y la forma en que jugaba con sus manos- el día de hoy.... hago.copy right hot novel pub