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(Recomendado) ATRACCIÓN ORIENTAL

CAPÍTULO 36

Helaine, contempló al galeno con una mirada triste y ojos cristalizados.

-¡Tres meses!-gimió-¡ Tres meses han pasado y no he podido quedar embarazada!

-Alteza- el hombre suspiró- le he dicho que físicamente no posee ningún empedimento para concebir. Es usted fuerte y muy saludable.

-¿Entonces qué sucede?- las lágrimas se deslizaron por sus mejillas- quiero darle a mi esposo la felicidad de ser padre. Tengo tres meses; noventa días de casada y nada sucede. ¿Esta seguro que todo está bien conmigo?

-Perfectamente seguro. Sus exámenes, así como los del Príncipe han dado claros resultados de que ambos son aptos para concebir, no hay ningún problema con ninguno de los dos. Pienso que quizás el estrés al que se esta sometiendo este generando esta extraña imposibilidad. Solo debe relajarse un poco, quedará embarazada Alteza, sólo tomelo con calma.

Volvió devastada emocionalmente a Palacio. Didier la contemplaba con tristeza, su vida no era ni de lejos parecida a la que creía que tendría.

Se fue directamente a los aposentos que compartia con su esposo y se metió bajos las sábanas mientras se permitía llorar.

Quería ser madre, quería poder darle un hijo a Nael, que tuviese sus hermosos ojos y le hiciera sentir orgulloso.

Nada de lo que hacía lograba que se ganara su cariño. Él era frío, distante, nada cariñoso, muy desentendido de ella. En ocasiones pasaban muchos días sin que la tocara y cuando ocurría siempre era ella quien lo buscaba, además él se encargaba de recordarle que lo hacia solo para tener a su heredero.

Un heredero que hasta ahora ni siquiera estaba en su vientre. Seguramente cuando asi fuese, él dejaria de intimar con ella.

Después de haber tenido todo, y aunque pareciera que ahora tenía más, lo cierto es que se sentía como si no tuviese nada en la vida. Sus padres quienes siempre la habían complacido en todo, estaban muy lejos de ella. Palacio se había convertido en su nueva casa, pero sospechaba que jamas seria un hogar. Su nueva familia la despreciaba, en especial Zahiry, quien no perdía oportunidad para molestarla. Un esposo que a diario le recordaba que no la amaba y que siempre amaría a Vanessa.

Se negaba a asumir que su matrimonio había sido un error, quería aferrarse a la mínima esperanza de que un hijo lograría que Nael la quisiera.

No podía contener las lágrimas de infelicidad mientras acariciaba su vientre. ¿Porque si no había problemas, aún no lograba ser madre?

La puerta se abrió y Nael entró a los aposentos.

-¿Y ahora qué sucede?- preguntó frunciendo el ceño- llevas días en los que no haces otra cosa que llorar, comienzas a irritarme.

-Lo siento- se disculpó, mientras limpiaba las lágrimas y se sentaba en la cama.

-Con sentirlo no solucionas nada- cortó -¿Qué te pasa? ¿El médico te dio malas noticias?

-No estoy embarazada- dijo mientras su labio inferior temblaba. Ni siquiera su padre podría ayudarla en eso, ni siquiera él, que todo se lo daba, podría aliviar aquel dolor. Nael guardó un absoluto silencio mientras la veía hacer un esfuerzo por no echarse nuevamente a llorar.

-¿Qué más ha dicho?

-Que no hay ningún motivo para que no quede embarazada, soy fisicamente muy capaz y tengo buena salud.

-Entonces el del problema soy yo.

-No. Por supuesto que no, tus exámenes salieron muy bien.

-No comprendo entonces qué sucede.

-Ni yo- su voz tembló un poco- el medico dice que puede ser estrés.

-Entonces intenta relajarte. - aconsejó.

-No es fácil. Quiero que tengamos un hijo- sollozo- quiero darte un poco de felicidad. En estos meses he aprendido a amarte, a amar el hombre que eres, el amor por tu pueblo, tus sentimientos puros, la bondad de tu alma, eres un hombre noble y lleno de tantas virtudes. ¡No soporto esa tristeza en tus ojos!

-Ambos tomamos decisiones equivocadas. Ambos nos condenamos a esto. Creo que ambos hemos logrado madurar un poco. He visto surgir a una mujer que es capaz de preocuparse por este pueblo.copy right hot novel pub

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