Desperté de un largo y violento sueño sintiendo como si una tormenta se librara dentro de mi cabeza y abrí los ojos con cuidado. El cielo estaba encapotado, amenazando con lluvia y muy oscuro para ser pleno día lo que hizo que me encogiera un poco.
Tosí un poco mientras me erguía, no sin un poco de dificultad, y dos manos me ayudaron a sentarme.
- Bienvenido a la vida. – escuché la melodioso voz de Xoé. Abrí y cerré los ojos para combatir los destellos de luces que veía y la observé, esto no dándome confort alguno. Tenía las manos y el rostro herido y ensangrentados.
- ¿Otra vez el arma? – pregunté deshaciéndome de la manta y estirándome un poco. El dolor en mi oído había bajado considerablemente, todavía estaba en esa nube de calma por los medicamentos.
- Me hubiera gustado que fuera eso, todo fue un desastre allá fuera. Perdimos dos novatos. – explicó con penumbra. Eso hizo que una alarma se activara dentro de mi pecho, obligando a salir de mi letargia.
- ¿Quien? – dije observando al grupo al otro lado del edificio, reunidos y discutiendo en voz alta, aunque no pude diferenciar uno de otros de espaldas como estaban.
- Una chica del equipo de Scar y otro del equipo de Isak, lamentable. -Dijo tomando asiento a mi lado, se veía que lo necesitaba.
- ¿Qué sucedió? – pregunté mientras tanteaba por un poco de agua, y como si de un milagro hubiera pasado, noté que Mells había dejado una botella y el tazón de comida cubierto a un lado de mi camilla. Fui de primero por el agua vaciándola casi en dos tragos mientras escuchaba a Xoé.
- Estábamos a un par de calles de aquí, nos había ido bien en la excursión. Vaciamos toda una tienda de joyería y de deportes. Traíamos muchas cosas encima de regreso y tuvimos que hacer pausa para descansar, en eso nos cubrieron por ambos lados los infectados y bueno…Nadie está contento con eso. Dejamos la mitad de los objetos de valor que traíamos y dos de los novatos que no pudieron escapar tan rápidos fueron atacados. – contó cerrando los ojos con el semblante pálido. No quería imaginarme, solo de escucharla se abría un agujero en mi estómago del terror.
- ¿Y ahora qué? – pregunté tomando el tazón de comida y tratando de digerir su contenido, mi garganta se encontraba bloqueada por las noticias pero de nada serviría también matarme de hambre.
- No lo sé, se lo dejaré a los grandes jefes de allá pero lo más probable es que volvamos. – dijo apoyándose en mi hombro. En otra circunstancia hubiera reclamado pero estaba muy ocupada en hacer pasar esa mezcla algo dulce y pastosa por mí garganta e ignorar el enredo en que estábamos.
Me preguntaba si alguna vez volvería a disfrutar alguna comida.
Terminaba el último bocado en mi tazón cuando levanté la miraba y vi a Mells acercarse con una expresión fúnebre. La imagen celestial y divina que le había conferido hacia unas horas había desaparecido por completo de su cara.
- ¿Cómo te encuentras? – me preguntó en voz alta, haciendo que Xoé se removiera y abriera un ojo para ver.
- Mejor, gracias. – dije sin mirarla, apartando el tazón a un lado para ponerme de pie. Tuve un leve mareo pero nada que no pudiera aguantar mientras estiraba mis músculos.
- Creo que tendremos que volver antes. Estamos faltos de municiones y uno de los chicos está gravemente herido, fue infectado. – dijo, en su rostro marcándose la derrota que era.
Asentí de mala gana y les hice seña para que atendiera a Xoé mientras yo me acercaba al grupo.
- Volveré enseguida. – le prometí sin esperar respuesta.
Tenía dos opciones, aceptar de lleno el tener que regresar o… O prepararme para la guerra. Mientras más me acercaba al grupo podía escuchar mejor su discusión, sobre todo la de Mark y Nick.
- ¡Es tu maldita culpa!, te dije que esperábamos pero tú querías ir a hacerte el héroe, ya no tenemos 10 años y vamos por nuestra cuenta. – le reclamaba Nick, viéndose más molesto de lo que lo había visto hasta ahora.
- ¡No vinimos de paseo y si alguna vez se detuvieran a escucharme nada de esto hubiera pasado!
Me detuve al lado de Isak, cabizbajo y tratando de hacerse el invisible hasta que notaron mí presencia. Eso les dio una pausa a todos al menos de escuchar su pelea.
Vi sus rostros, rostros nerviosos e inquietos que no estaban suficiente descansados lo que me hacía sentir un poco bendecida por las horas de descanso que si había tenido. Y esa sensación fue combinada por el alivio de observar a Ferz y a los novatos que me habían acompañados hasta aquí al otro extremo del círculo, golpeados pero en buen estado.
- Ah, veo que sigues con nosotros. Al menos eres una chica dura. – me señalo Mark, estaba fuera de su paciencia y sin reparo a calmarse.
- ¿Qué es lo que sucede? – pregunté con calma. Sabía la respuesta pero quería escucharlos de ello.
Mi deseo no se cumplió de todas formas, en vez me señalaron a los novato que estaba sucumbiendo a los estragos de la infección a unos cuantos metros de nosotros acostados alrededor de unas mantas. Reconocí a Joan agarrando la mano de uno de ellos con fuerza, negándose a dejarlo ir. Esa imagen me deprimió.
- Tal vez no sobrevivan, hicimos un llamado a la central pero por la lluvia que se aproxima no nos darán respuesta hasta dentro de unas horas. – informó Scar.
- Y perdimos a otros dos novatos hace unos minutos, así que despídete de tus comodidades y de todo lo demás. Creo que a partir de ahora tendremos que seguir tu antiguo estilo de vida. – escupió Valery en mi dirección sin poder controlar siquiera su estado de ánimo. Se pasó la mano por el cabello en un intento de calmarse y me observó de nuevo esperando que la mandara al diablo pero en realidad era la única persona tranquila en grupo.
- Bien, me parece coherente que traten de llevarlo de vuelta, aunque dudo que sobreviva un par de horas por más milagro que haga Mells. – acerté a decir sorprendiendo al menos a la mitad de todos los integrantes que esperaban que reclamara.
Esperé unos segundos, disfrutando plenamente de su asombro antes de continuar.
- Creo que Mells y los que estén gravemente heridos tienen que volver. Los demás deberíamos de quedarnos y buscarle toda una solución a todo este desastre.
- No tenemos suministros suficientes para ir a otra misión. – aseguró Mark, cortando de lleno mi idea.
- Oooh, tú no tienes suministros necesarios, después de todo no eres más que una marica sin tu arma. – dije sin arrepentirme en absoluto.
- Vete al infierno. – exclamó Mark. Abrí los brazos dándole a entender que allí estábamos.
- ¡Basta los dos o los lanzaré de la azotea! – nos gritó Scar tan fuerte que probablemente despertó a las bestias de toda la calle.copy right hot novel pub