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Smookers and Lighters

Capitulo 16 parte 2

- No veo a Lykar por ningún lugar. – dije apoyando mi cara sobre el cristal, saboreando lo fresco que estaba. Habían unas pocas personas cruzando la pasarela además de nosotras, mayormente jóvenes con expresiones cansadas y nerviosas.

- Nadie descansa bien en el infierno de allá adentro, la planta de energía está dañada y pasa del calor absoluto a un frio de los cojones. – se quejó Xoé, colocándose de mi lado y copiando mi postura.

- Entonces, esta cuarentena debió de ser un paraíso para ti. Lástima que mañana practicaremos tu puntería. – dije chasqueando la lengua. Tenía ganas de matar un poco de energía y por qué no invertirla en hacerle la vida imposible un rato.

Me frunció el ceño con lo que le sonreí en respuesta.

- Los muchachos deben de estar llegando mañana luego de su despistaje. Aceptaré cualquier cosa para esconderme de Mark y entretenerme. – dijo encogiéndome de hombros.

- Si tú lo dices.

Un chasquido de explosión sonó con fuerza unos segundos antes de que algo agrietándose explotara con la misma fuerza. Entre todo ese bullicio algunos gritos sonaron y nos giramos sobresaltabas en busca del origen de tal desastre.

Mi corazón se detuvo al ver al cuerpo colgando inerte entre un agujero a la mitad de la pasarela. El torso colgaba boca abajo creando un gran charco de sangre en el piso debajo de él junto a una lluvia de cristales que se soltaban de los lados del techo.

Xoé gritó a mi lado de terror pero se sentía como si estuviera muy lejos de allí mientras veía el rostro del hombre con la boca y los ojos abiertos mirando a la nada, un rostro que había visto hacía apenas unos minutos. Sentí repulsión al ver más sangre salir en borbotones de su boca y deslizarse por su chaqueta negra y dorada hasta el piso formando un charco aún más grande de líquido rojo oscuro.

Empuje a Xoé hacia atrás y la hice retroceder mientras escapábamos de la pasarela, sin mirar atrás, no quería que se nos involucrara con este desastre.

- Que… que – Xoé ni siquiera podía terminar de preguntar o yo tal vez no podía escucharla del todo mientras le quitaba la tarjeta y abría la puerta de acceso para empujarla del otro lado. No nos detuvimos hasta que entramos en una sala central y traté de calmar mi respiración, encontrarle sentido a todo esto.

Todo a nuestro alrededor empezaba a alborotarse, gente curiosa atraídas por el ruido y el rumor y varias alarmas que se escuchaban de algún lugar.

- ¿Hola? No te escucho. – Me gire a ver a Xoé quien luchaba por entender a la otra persona que la llamaba. Le quité la Tablet y le hice señas de que esperara mientras yo atendía.

- ¿Hola? – dije tratando de hacerme escuchar por encima de todo el ruido.

- ¿Recibiste mi presente? Uno de varios al menos. No podía tirarlos a todos del piso. – dijo Lykar del otro lado, con gracia.

Traté de controlar el temblor de mi mano y me alejé unos centímetros de un confundida Xoé para que no me escuchara.

- ¿Estás loco? ¿Cómo has podido?

- Ha sido lo más emocionante que he hecho en años en realidad, ahora es tu turno. Quiero ver si eres capaz de ir tras los lobos también. – dio antes de cortar la llamada por segunda vez. De su lado también se había escuchado mucho más escándalo y mucho más fuerte el sonido de una sirena.

Me quedé de pie allí mirando hacia las puertas que daban a la pasarela, ahora abiertas por la curiosidad de los residentes en el edificio contemplando la escena a algunos metros con horror.

Si quería atraer la atención a la Delief, atraer la atención de la corte Smooker, lo había logrado.

***

La noticia corrió como un rayo, sin que los directivos pudieran atraparla o modificarla. Que un General Smooker y su séquito murieran en pleno piso de uno de los supuestos institutos más seguros, sin que supuestamente nadie ni ningún lente notaran nada era difícil de que se barriera bajo la alfombra. No solo habían cerrado el edificio entero y toda la manzana, las medidas de seguridad se habían agudizado por ello.

No había escuchado nada más de Lykar, y Xoé fue obligada a recluirse en el anexo hasta que el toque de queda finalizara mañana en la tarde. Tampoco había visto a Mells más de unos pocos minutos en los que me rogó que no hiciera ninguna locura ni llamara la atención. Pero era difícil mantenerme encerrada en las cuatro paredes de mi habitación, caminando de un lado al otro sin poder encontrar paz alguna en mi cabeza. El joven que había convulsionando antes, el cadáver colgando del techo acristalado de la pasarela….Era demasiado para un día.

Tomé una mascarilla y Salí de mi habitación dispuesta a cualquier cosa que evitara volverme loca en mi habitación, todavía vestía con el juego de pantalón y camisa blanca por lo que esperaba hacerme pasar por una enfermera.

Eran pasadas las ocho de la noche, todavía muy temprano para que se notara mi salida pero aun así los pasillos estaban casi desiertos hasta que entré en el piso de enfermería e investigación, cruzando hasta el área de cuidados intensivos.

Con mucha suerte estaría todavía allí, si es que había logrado sobrevivir.

Observé a un enfermero joven venir del lado contrario con la vista fija en una tablet en sus manos y apresuré el paso.

- Disculpe, ya ha comenzado el cambio de guardia, soy de las nuevas residentes. Me pidieron ir a Cuidados intensivos. ¿Me puedes indicar el camino? – dije en un tono bajo y dulce manteniéndome unos pasos alejado de él.

El chico me dio una miraba de pies a cabeza con algo de desconfianza bajando la Tablet en sus manos.

- No veo tu identificación. –dijo mirándome de nuevo de pies a cabeza. Solo estábamos solos en el pasillo y no sería tan difícil golpearlos y tirarlo en una habitación, de no ser por la cámara que nos estaba enfocando atrás.

- ¿uh? O mierda, la he dejado atrás – dije palmeando mis bolsillos y mi camisa en señal de perdida. – ya me he presentado antes con el jefe de cuidados intensivos y en serio no quiero ver lo que me hará si llego tarde. Por favor, si quieres puedes acompañarme y confirmarlo.

Le pedí, rogándole con la miraba que aceptara.

El chico pareció pensárselo un poco antes de darse la vuelta y pedir que lo siguiera. Celebré internamente, aunque todavía no estaba ni cerca de llegar a mi objetivo.

Entramos en una sala amplia, en donde antes me había recluido Mells hace un par de días, llena de camas- capsulas cada tanto separadas por cortinas blancas. Algunas de ellas estaban abiertas mostrando que estaban desocupadas.copy right hot novel pub

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