“Grita.”
No entendió mis palabras hasta que levanté el cuchillo en alto, siendo reflejado por la luz de la luna que se filtraba por su ventana.
El niño abrió la boca y justo cuando un fuerte aullido de terror escapada de sus labios lo apuñalé en el estómago, la sangre empezó a empapar mi mano y esperaba que fuera suficiente, que al menos la mujer en la otra habitación tuviera algún sentido materno.
Y por el golpe en el piso y pasos apresurados, sabía que al menos había tocado con suerte. Unos segundos después atravesó la puerta como un rayo y me vio sosteniendo con una mano el cuello de su hijo que se revolvía del dolor y no dejaba de sangrar, y con la otra mano sacaba el cuchillo de su pequeño cuerpo y lo ponía sobre su garganta.
La mujer puso una mano sobre su boca sofocando un grito de horror e intento actuar, acercarse al niño pero puse el cuchillo frente a ella deteniendo cualquier paso.
“Él debe de estar muerto para la mañana, y tú debes de abandonar cualquier idea de revolución y paz. La niña ha pagado también por tu rebeldía. –dije como último mensaje antes de lanzar al niño a sus pies.”
***
Esperaba que mi idiotez de anoche no me metiera en problemas, al menos ningún guardián se presentó frente a mi puerta en la mañana para llevarme. Pero eso no quería decir que iba con la guardia baja. Desde la mañana los Smooker habían asaltado el edificio como sabuesos en busca de los asesinos de su jefe. Lykar me había hecho llegar de alguna mágica manera una caja con una nueva credencial de mejor calidad y una carta donde explicaba:
“Ve con cuidado pero sin angustiarte, hace rato que los ojos negros no pueden verte dentro de estas paredes”
No entendía que demonios significaba eso y por qué daba tantas vueltas para decir las cosas. Probablemente era un intento de que le hablara, que confiara en él.
Pensaba en eso mientras le daba una clase particular a Xoé de como dispararle a los Rousker, de manera eficaz y limpia.
Primero le dejé que me mostrara lo que tenía, que era muy poco y muy básico después de todo. Las clases que le habían dado Scar y Ferz eran suficientes para aprender a llevar un arma pero tal vez sea a su poca precisión y atención por lo que el entrenamiento de ambos la hacía menos que regular.
- No veo el por qué no puedo dispararles con esta, me gusta. - dijo tomando su vieja arma de tiro, un rifle pequeño de treinta balas con mirilla. Algo anticuado, pero parecía llevarlo sin ningún problema. Aunque había dado en el centro en todos los objetivos que le había puesto, no era suficiente. Me bajé de mi lugar junto a las cajas de suministro con mi cabeza todavía latiendo y bullendo de pensamientos y me puse a su lado pasando un dedo por la cazadora que le había dado en la última misión.
- ¿por qué crees que presioné porque llevaras esta la última vez? - le pregunté. Sin girarme a verla pero aun siendo consciente de su atención en mí. Se encogió de hombros flojamente mientras bajada su arma.
- porque es potente, la tracción con que se dispara de alguna u otra forma hará retroceder a lo que sea que tires y te dará espacio entre tú y ello. De igual manera, la capacidad de disparo por segundo es mucho mejor. No importa si fallas, puedes seguir tirando hasta hacerlo caer por que las balas son compactas. ¿Entiendes? - ella asintió concentrada en mis palabras y satisfecha pasé a la otra arma con la que quería que disparara de ahora en adelante. Un rifle de combate de 40 balas; Era un arma larga y de unos 2 kilos pero la levanté sin problemas con uno de mis brazos y apunté hacia el frente distraídamente para dispararle al muñeco de prueba que había puesto en un rincón. Dispare siete veces antes de dejarlo a un lado, sintiendo como eso la hizo sobresaltar y la apremié a que me siguiera hasta el muñeco.
- diablos, es potente. - dijo observando los siete agujeros repartidos en el cuerpo del muñeco.
- ahora observa: Cuando la bala le ha dado se ha expandido y destrozado haciendo que el daño sea mucho más grave, a una persona normal la haría desangrarse en cuestión de minutos. A un Rousker, puede imposibilitarlo hasta tu próximo disparo. Ese es el objetivo de las balas, balas frágiles, no necesitamos que sean pesadas y atraviesen limpiamente. Muchas veces eso no lo detienen. Si las balas no pueden expandirse y destrozarse dentro de su cuerpo tendrás más problemas para matarlos y ellos más posibilidades de recuperarse. Y no te gustara eso.
- ¿mientras de peor calidad mejor? - preguntó enarcando una ceja confundida. – parece poco razonable.
- es una buena manera de decirlo, hay catorce tipos de estas balas que puedes utilizar pe-ro solo tres fábricas que fabrican las correctas, las que quiero que use. Te enseñaré luego cuales son. Ahora: mira.
Me acerque más al muñeco de goma señalando hacia el punto exacto a mitad de su cabeza don-de le había disparado.
- justo allí, en la mitad del puente de la nariz, allí es donde debes disparar para matarlos, la bala se destrozara por completo atravesando el puente de la nariz, el cerebro y los nervios, si estas de ventaja lleva tu arma hacia abajo para que la bala lo atraviese desde abajo, no hacia arriba. ¿Entiendes?
Ella asintió y seguí explicándole cada uno de los otros puntos en que le había disparado, las ven-tajas y desventajas, el daño que causaba y como debería de ser la trayectoria para que causara mucho más daño.
- cuando un alto Smooker te pida que dispares a la cabeza o a la costilla b3 ya sabes dónde disparar, ¿correcto? - dije mirándola con seriedad mientras mantenía la vista clavada en el muñeco en una especie de concentración y estupor.
- no deja de ser horrible, pero lo entiendo. ¿Qué pasa si se me acaban las balas? Tú mataste al Rousker en aquella prueba y no tenías balas.
Bufé divertida empezando a darle la espalda para volver a mi asiento, esperando a que me siguiera.
- una lección a la vez. El disparar bien es una de las primeras cosas que tienes que aprender a hacer.
- vamos, no dejo de darle vuelta. O me harás creer lo que me dijo Ferz. – me tentó.
- ¿ah sí? ¿Y qué dijo? - dándome la vuelta para verla, curiosa.
Sus labios dibujaron una maliciosa sonrisa antes de decir.
- que lo miraste feo y no tuvo más opción que morir. – bufé mucho más sorprendida, negando con la cabeza.
Seguí caminando, escuchando como se reía por lo bajo.copy right hot novel pub