Las puertas del ascensor se abrieron y nos sobresaltamos al ver una figura oscura de pie esperándonos, pero antes de que terminara de apuntarle levantó ambas manos deteniéndonos.
- ¿Qué coño haces aquí? – le exclamé a Xoé intentando ponerme de pie. Ella se adelantó y me echó una mano mientras dejaba que Ferz tomara los bolsos y salía.
- Creía que necesitarían un poco más de ayuda salir con esa camioneta de la SS estacionada en el callejón. No pude detenerlos a tiempos así que los seguí y bueno…
Salimos al pasillo donde dos guardias de seguridad estaban inconscientes en el piso y los rociadores y las luces de emergencias estaban encendidas, creando una ventana de humo hacia el otro extremo del pasillo. Me gire a verla con sorpresa.
- ¿Tú hiciste esto? – le pregunté soltándome de ella y trotando hasta la salida lo más rápido que podíamos.
- No podía quedarme sentada solo esperando. – llegamos a la salida de emergencia y no empujamos muy bien la puerta para salir cuando Nick y Valery estaban sobre nosotros con una lluvia de exclamaciones y preguntas mientras tomaban los bolsos y los metían en la parte trasera de la camioneta ya en marcha.
Nos metimos en la parte trasera en silencio mientras Nick ponía el auto en marcha. Dentro el ambiente era silencio puro, tratando de poner toda la distancia posible entre el edificio que acabamos de atracar y nosotros.
Habíamos salidos así que al menos era un punto a nuestro favor.
- ¿Ahora dónde? – preguntó Nick luego de que llevábamos varias calles recorridas. Tenía la miraba de Xoé sobre mí y Ferz tratando de preguntarnos silenciosamente que había pasado para que estuviéramos tan ensangrentados.
- Vamos al mercado negro, ahora. – le pedí al conductor haciendo lo posible para limpiar la sangre en mi rostro con la manga de mi chaqueta.
- ¿Te encuentras bien, Maia? - Se decidió por fin a preguntar, observándome desde la punta de los pies hasta la cabeza. Me giré lentamente hacia ella, con mi cabeza todavía martillando incesantemente.
- Si, Xoé. Son solos gajes del oficio. Voy a estar bien. – le aseguré tratando de no sonar dura con ella. – ¿cómo no nos diste aviso antes de la camioneta?
Negó sin tener respuesta alguna y sacó de su bolsillo un pañuelo blanco el cual me ofreció. Lo tomé sonriéndole a medias en señal de agradecimiento y se lo pasé a Ferz para que terminara de limpiar la sangre de su rostro.
El resto del viaje la pasamos en silencio, nadie tenía los suficiente ánimos para hablar después de todo el huracán por el que habíamos atravesado por cuenta propia.
20 minutos después el paisaje cambio, trasladándonos al oeste en la ciudad, los edificios habían abandonado todos sus lujos desde hacía muchísimo tiempo pareciéndose más a cascaras vacías, todo era un ambiente casi post- apocalíptico con varios pequeños incendios tratando de mantener todo caliente. Las personas en las calles, vagabundos más que todos, se quedaban viendo la reluciente camioneta que pasaba con miraba absorta. Algunos de miedo y sospechas, otros de pura avaricia.
Nick estacionó la camioneta dentro de un callejón sin salida y la apagó. Todos nos quedamos callados unos minutos después de eso hasta que escuchamos a Valery reírse.
- Acabamos de robar una bóveda Smooker. – dijo todavía riéndose, como si se tratara de un chiste. Se giró en su asiento hasta que pudo vernos con los ojos brillantes, re-tornando a su color oscuro natural. – acabamos de robar una puta bóveda Smooker luego de planearlo que, ¿20 minutos?
Dicho así, en realidad sonaba ridículo, casi como un sueño. Miré a Ferz y él me sonrió de regreso por todo lo hilarante de la situación.
- Necesito terminar con esto rápido y un trago. – dijo Nick apoyando su frente sobre el volante del auto, de todos él era el que se veía más estresado.
- Pues, ve por ello y de una vez comunícate con tus contactos. Nosotros nos quedaremos a clasificar. Se ve que trajeron bastante. – le pidió Valery estirando su cuello tratando de ver sobre nosotros las bolsas en la parte trasera.
- Vamos Xoé, quiero algo de compañía. – abrió la puerta del piloto y Salió del auto esperando por Xoé.
¿Me lamentaba haberlo puesto en esta situación?… Tal vez. Mi dolor de cabeza no me dejaba sentir con claridad, pero dudaba que pasara.
Xoé se vio a punto de decir algo pero se detuvo y salió del auto acompañando a Nick.
- No quiero deshacerme de nada, quiero conservarlo todo. – se quejó Ferz, rogándome que desistiera pero solo me encogí de hombros.
- Ya tendremos oportunidad de hacerlo otra vez. – le dije en broma, empujándolo para que saliera y fuera por ello. Nos dejó a ambas solas y estuvimos en silencio algunos segundos antes de que Valery se propuso a hablar, no me esperaba en absoluto lo que salía de su boca.
- Quiero halagarte por cómo pudiste lograr todo esto pero todavía me cuesta entender cómo es que paso. – dijo pidiendo delicadamente por una respuesta, sabía que no estaba en mi momento para pelear con ella. Pero tampoco lo estaba para dar explicaciones.
- Te lo contaré si me cuentas tu historia. ¿Qué te parece? ¿Trato? - intercambié mientras me deshacía de mi chaqueta ya inutilizable, limpiando con ella todo lo que pudiera la sangre seca en mi rostro, dolía cuando presionaba la tela sobre mi frente pero trataba de no quejarme mucho con Valery observando cada uno de mis movimientos.
Dudó unos segundos, tanto que pensé que se negaría a hacerlo y tendríamos que esperar a que Ferz terminara de clasificar las cosas que quería vender con las que se guardaría para el mismo y el equipo.
- Estábamos regresando de una expedición y una granada cayó cerca de mí. Es lo último que recuerdo antes de despertar en el hospital, apenas viva. Y no fue como dices: mi compañero, Sexwell, él quería mi puesto. Lo sabía pero desconocía cuanto lo deseaba. Me degradaron de rango por haber perdido al resto de mi equipo en esa expedición. Estuve allí para verlo todo desde una silla de rueda cuando lo condecoraron, con su traje y medalla. Se veía tan… Perfecto. Lucia como si naciera para ser un Sargento y llevarse toda la gloria. Estuve allí… Fue mi culpa después de todo, bajé la guardia.
Hizo una larga pausa en la que pensé que diría algo mas pero no fue así, se veía que trataba duro de dispersar el dolor en su miraba, pero no se escapaba de su tono de voz. Aunque sonaba resignada había algo en ella que todavía le amargaba. Como si se odiara más a ella mismo de lo que odiaba a su compañero por su traición. Era un sabor amargo, lo conocía bien.
- Dime que lo mataste – le pedí interrumpiendo su reflexión, a lo que ella negó con resignación.
- Esta apadrinado de uno de los altos comandantes. No quería que me cazaran y desollaran viva. De todas maneras… Yo escogí estar aquí por cuenta propia. Soy necesaria para Mark y Scar y siempre me han dado mi lugar. Aprendí con el tiempo de que tampoco había manera de que pudiera mantener ese puesto por mucho tiempo y no es porque fuera mujer. Me muevo mejor de lo que hablo y es por eso que Sexwell tuvo que tomarme por sorpresa. Nunca me hubiera ganado en una partida limpia.
La miré algo impresionada y conmovida. Al menos había una seguridad de hierro en sus palabras y ojos.copy right hot novel pub