Modo oscuro
Idioma arrow_icon

Tormenta de antaño

Capítulo 19 (Parte III): Intromisión materna

Todo mi cabello se apelotonó en mi rostro aquella mañana.

Desperté y lo único que pude ver fue cabello enredado en mi nariz, incluso dentro de mi boca.

Escupí, arranqué el resto de los cabellos de mi rostro, al fin observando mi panorama.

Mi rostro estaba pegajoso, con razón todo mi cabello se hallaba adherido a él.

Abracé la almohada de aroma masculino y tentador.

Ahora era mi aroma favorito en el mundo.

Sonreí, recordando mi noche; ciertamente no todo. Olvidé cómo pasé de besarme apasionadamente con Jinx en el sillón a la cama.

Abrí mis ojos con trauma.

¿Que había hecho yo después de eso?

Levanté la sábana, revisando mi cuerpo y la cobija debajo de mí.

Exhalé con alivio.

Las sábanas eran blancas y estaban limpias; yo tenía un pantalón de pijama de hombre, que debía ser de Jinx; además de una musculosa, también de varón.

Miré a mi lado, buscando su cuerpo, pero al parecer él ya se había levantado ya hacía bastante rato, el otro lado de la cama estaba frío.

Me recosté boca arriba sin nada más en la cabeza que él.

Pensaba en Jinx dormido.

En Jinx sin camiseta.

En Jinx despeinado.

En Jinx mojado.

En Jinx desnudo.

Llegué a sonrojarme por mis pensamientos. Puse las manos en mi rostro, teniendo vergüenza de mí misma y mis pensamientos.

No solía dejarme llevar muy lejos por ellos, quizá por eso seguía siendo virgen.

― ¿En qué piensas? ―preguntó él, quité las manos de mi rostro y lo miré, en el umbral de la puerta de la habitación.

Completamente vestido.

Completa decepción.

Volví a sonrojarme y a cubrir mi rostro.

Quince segundos más tarde la cama se hundió por su peso, sentí sus rodillas a cada lado de mis muslos.

Jinx jaló mis meñiques para quitarme las manos de mi rostro.

Vi el suyo, una ceja arqueada, una sonrisa divertida y complacida.

Oh si, él sabía lo que yo pensaba.

Se inclinó, tomó mis labios con los suyos y me dio un caliente beso de buenos días.

―Dime ―insistió al terminar.

―Tú me vestiste, ―fue lo primero que se escapó de mi boca, a pesar de siquiera haberlo pensado antes de decirlo―. Me viste casi desnuda.

―No toqué más de lo que tenía que tocar, lo juro. Sin embargo, sé que no estabas pensando en eso.

― ¿Puedes leer mi mente? ―pregunté, intentando desviar la atención.

Jinx negó, ahora estaba segura de que no compartía ese poder conmigo.

¡Diablos! ¡Yo ni siquiera sabía que era él!

¿Existían los vampiros? Sería un formidable candidato.

―Hënë ―persistió.

―Yo pensaba en ti medio desnudo, ―confesé, inmediatamente mi cara se calentó con pudor.

Era la declaración mas atrevida que le había dado a un hombre jamás.

―Puedo complacerte con eso ―sonrió.

―Ya que tu me viste en ropa íntima anoche, sería lo justo, ―me sorprendí diciéndole.

Jinx sacó su chaqueta y mi garganta se cerró de inmediato.copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio