Modo oscuro
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Tormenta de antaño

Capítulo 19 (Parte IV): Por qué explotar, o no, la cereza.

Jinx me miró con una sonrisa de soslayo y cruzó sus brazos sobre su pecho echando un vistazo hacia Adam, Akram y Cid, que seguían con sus rostros prácticamente adheridos al ventanal al lado de la entrada. Se veían completamente patéticos en aquella posición.

Yo negué cabizbaja y reí, no podía creer que ellos jamás la hubieran visto antes.

Suspiré, yo no causaba reacciones tales como esa, quizá por lo poco que cuidaba mi arreglo personal; pero ni siquiera en los desfiles, galas y eventos, cuando iba súper arreglada.

No tenía complejos reales sobre mi físico, de hecho, me hallaba totalmente cómoda con mi aspecto; aunque seguía perturbándose que mi propia madre se robara completamente la atención de todo el que nos rodeara.

Ella no se preocupaba por mantener las manos de los hombres alejadas de mí, yo debía preocuparme por mantener esas manos alejadas de ella.

Eso no se suponía que pasara. Tal y cómo no se suponía que una madre prácticamente le diera la aprobación a tu novio para que tuviera sexo contigo y, posteriormente, dijera que ella estaría complacida de “morder ese pastel”; y lo comprendía, Jinx tenía un buen trozo de trasero que yo me veía tentada a apretar todos los días.

Incluso todos los días en los que me mantuve lejos de él.

―Hey. ―Jinx puso su mano en mi cintura y me movió hacia él, frente a frente―. ¿Que piensas?

―En tu trasero, literalmente ―escupí sin escrúpulos.

¿Por qué desde que lo conocí yo simplemente decía las cosas sin medir mis palabras?

Él rió, complacido. Se inclinó hacia mí, apretando nuestros labios; tomé su cuello al mismo tiempo en que abría mi boca para dejarlo entrar en mi boca.

¿Para qué resistirme?

―De acuerdo, yo también me habría excitado luego de eso; pero es una mala imagen para la clientela palomitas. ―Adam, quién evidentemente ya había salido del hechizo de mi madre, puso sus manos en el hombro izquierdo de Jinx y mi derecho.

Jinx y yo reímos sobre nuestras bocas. Él tenía razón, pero amaba besarle y él amaba besarme.

― ¿Y bien...? ¿Que esperan? ―preguntó Akram situándose a nuestro lado, pero tras la barra.

― ¿Que cosa? ―preguntó Jinx confundido, aun sin liberarme del todo, mas bien, abrazándome de manera protectora.

―Por favor ―bufó él―. Tu suegra acaba de darte completamente la aprobación para que empieces a producir prole; yo que tú ya estaría arriba, rayando el suelo con la cama, estallando esa cereza.

―Oh por Dios. ―Escondí mi rostro en el pecho de Jinx, mi cara empezó a calentarse; yo debía de haber alcanzado el rojo mas intenso en la historia del pudor.

Jinx sonrió contra mi sien y dejó un beso allí mismo.

―Debería mostrarles algo ―comentó Jinx, acarició mi espalda antes de soltarme de él.

Fue hacia el área de la caja y saltó sobre la barra tomando algo del otro lado.

Una revista de Stil.

¿Por qué tenía una revista de modas hecha para chicas?

―Las compro desde que sé que Hënë podría salir en ellas ―explicó, como si supiera lo que pasaba por mi mente.

Me miró de soslayo y continuó buscando en ella.

Los cuatro chicos se acercaron, incluso Jacques, quien había estado encargándose del restaurante mientras los demás solo desnudaban a mi madre con la mirada.

Jinx dobló la revista y la puso en la barra.

Los chicos se inclinaron de inmediato para mirarla; yo apenas me asomé, pero reconocía ese rostro con facilidad.

― ¿Y? ―preguntó Cid.

―Esa es la razón ―contestó Jinx.copy right hot novel pub

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