Modo oscuro
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Tormenta de antaño

Capítulo 21 (Parte III): Valija ligera

―Estoy tan orgullosa de ti, tan orgullosa, ―comentó mamá, mirando la pantalla de su celular.

Era la quinta vez en una hora que lo decía.

Eso seguido de:

―No vayas a decirle a tu padre que dije eso, ―Tomó un sorbo de su té helado, idéntico al que yo solía Tomar, pero frío. Era su elixir para mantener su figura, Té rojo, limón, jengibre y una pizca de azúcar. Yo lo tomaba por costumbre.

―Lo descargaré, ―saltó en su silla de playa, o silla de bronceado como ella lo llamaba, algo emocionada.

Yo gruñí e hice girar mis ojos, cosa que ella no vería porque yo estaba con lentes oscuros.

Ambas estábamos en bañador, justo al lado del Jacuzzi, no teníamos pileta, pero si Jacuzzi, allí tomábamos sol de vez en cuando, yo más por pasar tiempo con ella que por broncear mi piel.

Escuché como mamá le puso replay al vídeo, de alguna forma ella lograba conseguir todos y cada uno de los vídeos que tenían que ver conmigo.

El tema del día fue mi enfrentamiento con Peter, a mamá le fascinaba ver como lo abofeteé. Esa ferocidad solo podía venir de ella.

Ya tenía una colección de todos mis vídeos desde que ingresé a la universidad, los de enfrentamiento con las chicas idénticas de horror, hasta en el que toco el bajo en la fiesta de bienvenida de la universidad.

Parecerme a “Joceline”, a veces, resultaba una idea perturbadora. Aun más cuando pensaba en que Kuolema parecía haber sido así también.

Yo debía retomar mi investigación sobre ella.

―Mamá, ¿cómo supiste que era lo que debías hacer para liberarme como guardiana? ―pregunté de la nada.

Ella dejó escapar el celular de sus manos hasta su abdomen antes de voltear a mirarme; bajó sus lentes de sol y me miró como pocas veces solía hacerlo. Realmente seria.

― ¿Por qué rayos estás preguntándome esto? ―espetó.

Ella realmente odiaba que yo lo hiciera.

Esa era la razón por la que no les dije nada sobre mis alas aun.

―Porque hay cosas que necesito explicarme.

Ella bufó, empujó sus lentes de sol hacia el fondo del puente de su nariz y dejó su cabeza hacia atrás.

Sé que había arruinado su día con la pregunta.

Mamá aun seguía siendo impenetrable para mis poderes de telepáticos, aunque si pudiera hacerlo, no lo haría. Hay cosas que yo prefería no ver sobre mis padres.

― ¿El libro de realidades? ―pregunté de manera sigilosa, intentando abrirla a la situación.

Ella enderezó su cabeza, pero no dijo nada, no se movió, habló o siquiera respiró por medio minuto.

Estaba empezando a preocuparme hasta que vi su tórax moverse de nuevo.

―Había un libro ―respondió dudosa―. Podía ver, cosas, en él. Pero no recuerdo mucho, no lo recuerdo todo de mi tiempo como guardiana Akáne. Espera... ¿Cómo sabes de eso? Nos dijiste que no te moviste de nuestro lado cuando te dejaste ir, fue muy poco tiempo.

―Escuché cosas ―mentí―. Creo que no somos las únicas.

― ¿Qué? ―preguntó y bufó― No, no quiero saber sobre ello, ni tu continuarás investigando, es peligroso. Es una orden.copy right hot novel pub

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