Modo oscuro
Idioma arrow_icon

Tormenta de antaño

Capítulo 7 (Parte VII): El beso

A parte de todas las galletas de arándanos que existían en el festín comí todo tipo de cosas. Él había preparado una parrillada surtida desde carne de pollo, res, cerdo hasta los embutidos tradicionales alemanes, también algo de vegetales a la parrilla, y frutas. Mi descubrimiento gastronómico de la noche fue el arroz blanco con cebollas moradas, limón, atún y vinagre balsámico. ¡Jamás creí que pudiera tener un sabor tan bueno!

Soñaría con ese platillo con el resto de mi vida.

La cantidad de comida que ingerí fue grotesca, sin embargo, no estaba ni cerca de sentirme llena.

Jinx en ningún momento manifestó mi extraño sistema de tolerancia ante tanta comida, otra en mi lugar estuviera vomitando por gula y preocupándose por su figura; pero esa definitivamente no era yo.

Aun después de haberlo comido todo tenía la agilidad para seguir. No me quejaba ni me sentía como una vaca. Eran las dos de la madrugada y aun podía continuar hasta el amanecer.

Bajo el cielo estrellado, el aire frío de la noche y la calidez de su cuerpo; mi primera cita llegaba a su fin bailando.

Yo tenía mi cabeza en su hombro, abrazada a su cuerpo y él abrazaba el mío mientras nos movíamos de un lado a otro sobre los adoquines, solo un pequeño vaivén, nuestro baile era solo un concepto, una excusa para estar juntos de aquella manera tan cerca que el oxígeno no corriera entre uno y el otro, solo calor, energía y paz. Aunque era mi primera cita, aunque jamás había estado tan cerca de aquella manera con un hombre que no fuera mi padre, esto en lo absoluto parecía ser desconocido. Así como cada vez que mi padre me envolvía en sus brazos y sentía que encajaba perfectamente a su lado así se sentía con Jinx, como si esto estuviera pasando desde siempre.

Sonreí y lo miré desde mi posición, la comisura de su boca se alzó ligeramente. Él notó que yo le miraba, notó la manera en la que lo veía. Me provocaba recorrer cada parte de su rostro con mi pulgar, adorarlo y besarle.

Era tan hermoso para mí, quizá no lo fuera para el resto del mundo, pero lo era para mí. Es lo único que importaba.

Jinx me abrazó con fuerza pegándome a él mucho mas fuerte y cerca de lo que ya estábamos. Podía sentir sus huesos, sus costillas y quizá mucho más de lo que debería. Estaba segura de que él sintió tanto como yo.

―No quiero dejarte ir ―expresó en una exhalación.

Sabía lo que eso significaba, que nuestra primera cita había finalizado oficialmente, que yo debía volver a la residencia cruelmente tan cerca de él y a la vez alejándome.

Yo no quería irme.

―Lo sé. ―Eché mis brazos sobre su cuello y besé su mejilla.

Al echarme para atrás nuestras narices se rozaron y miramos nuestros ojos por un minuto.copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio