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Una madre para mi hijo

8. ANTONELLA RINALDI

Ha pasado un mes desde que Palmieri me sugirió intimidar a la viuda de Rinaldi y si bien no hemos hablado nuevamente sobre eso, el saca el tema cuando estamos practicando mis clases de tiro.

-Señora, he encontrado a la familia de Rinaldi -Frunzo la boca y estoy por contestarle lo mismo que le dije ese día, pero no me deja hablar con lo que me dice -Y lo sé usted no es como yo, sé que yo he vivido toda mi vida así y estoy acostumbrado a esto, pero lo importante aquí es que en verdad creo que debería hablar con su viuda y bueno no creo que sea necesario llegar a lo que le comente hace semanas, ellos la están pasando bastante mal, no me equivoco al decirle que estoy seguro que si les ofrece ayuda a cambio de información ella aceptará -Lo dice serio y con un poco de tristeza hasta cierto punto.

- ¿Cómo diste con ellos? ¿Y por qué dices que no la están pasando nada bien? -Pregunto un poco dudosa.

-Aunque usted dejó en claro ese día que no quería amenazarlos para hacerlos hablar, yo continúe investigando su paradero viven como a un día de aquí como ya le había comentado, en cuanto a que la están pasando mal creo que lo mejor es que lo vea por usted misma, solo le puedo decir que después de la muerte de su esposo no ha sido nada fácil para esa familia sobrevivir -Medito un rato sus palabras y después tomo mi decisión.

-Bien, ya que has tomado tiempo para investigarlos vayamos, creo que no perdemos nada con intentarlo, gracias Palmieri -Continuamos con nuestra práctica y decidimos que en unos días haremos ese viaje para hablar con ellos.

Días después

-Donato quiero que te quedes aquí y continúes investigando cualquier otra cosa que nos sirva también porque no quiero dejar solos a mis hijos, solo confió en ti y en Franco para hacer este trabajo, si bien los hombres de Lombardi han sido de mucha ayuda no puedo fiarme de nadie después de lo que sucedió hace un año -.

-Pero señora nosotros debemos protegerla, si algo le sucede no podríamos perdonárnoslo -.

-Para mí es más importante que cuiden de mis hijos y de Marion, así que por favor no se preocupen, confío en Palmieri y sé que él no me traicionaría, hoy por la noche después de que mis hijos se vayan a la cama saldremos hacia ese lugar, por lo que calculo que por mucho estaremos lejos de aquí unos 3 días -Solo asienten, subo a mi habitación y hago una pequeña maleta para nuestro viaje, no pude despedirme de Massimo hace unos días que estuve con él, pero siento que fue mejor así, entre menos sepa es mejor al menos por el momento. Ese día en la noche arropo a mis hijos y salgo hacia la sala donde ya me están esperando para partir.

-Por favor, señora Marion quiero pedirle que cuide bien de mis hijos, también quiero que me prometa que si algo me sucede usted se hará cargo de ellos y regresaran a México -Las palabras salen a borbotones de mi boca sin poder detenerlas.

-Pero señora a usted no le sucederá nada malo -Comenta con lágrimas en sus ojos, me acerco hasta ella y le doy un abrazo.

-Eso no lo sabemos, recuerde lo que sucedió hace más de un año con Massimo y ese día usted me dijo que todo estaría bien, así que no sabemos si algo puede salir mal, por favor solo confío en ustedes para que cuiden de ellos -Me despido de todos, me coloco una gorra y lentes oscuros antes de salir de aquí.

Cuando salimos rumbo a las camionetas Palmieri me mira un tanto confundido por lo que acaba de suceder dentro de la mansión, subimos en silencio y después de un rato se gira y me entrega un arma larga.

-Será mejor que tenga una por cualquier cosa, y no debe preocuparse el señor Lombardi ha mandado a sus mejores hombres para cuidarla y cuidar de sus hijos ahora que usted no estará, créame cuando le digo que nada malo nos sucederá -Tomo el arma que me entrega, asiento ante lo que me dice y me recuesto en el asiento.

Si bien lo que me dice Palmieri me alivia un poco, no puedo dejar de recordar el dolor que sufrí ya hace más de un año, por lo que espero que mis hijos no tengan que sufrir una vez más si algo me sucede dado que su padre ni siquiera nos recuerda y como van las cosas dudo que logre hacerlo, derramo unas cuantas lágrimas y me giro hacia la ventana para que no me vean llorando.

Después de todo un día de viaje, donde hemos hecho algunas paradas para comer, dormir y darnos un baño por fin llegamos a Salinas Marsala en Sicilia es un lugar sumamente hermoso, sin embrago, cuando nos dirigimos a donde ahora vive la familia del señor Rinaldi mi corazón se estruja de dolor y entiendo perfectamente lo que quiso decir Palmieri hace unos días.

Toco a la puerta y después de unos minutos me abre una jovencita de alrededor unos 15 años, después aparece una mujer de unos 40 años con mirada cansada, lleva un delantal y por lo que se ve está preparando la cena.

-Buenas noches, señora, ¿nos permitiría pasar por favor?, me gustaría hablar con usted -Ella me mira extrañada dado que no nos conocemos -Mi nombre es Lilibeth Carluccio -Susurro por miedo, en cuanto escucha mi nombre abre los ojos por la sorpresa y sé que se debate entre dejarme pasar o cerrarme la puerta en la cara -No le quitaremos mucho tiempo, necesito pedirle un favor -Asiente, se hacen a un lado y nos dejan pasar a Palmieri y a mí.copy right hot novel pub

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